Música bailable cubana
26 de diciembre de 2014
Cierto que en la actualidad nos indigna escuchar música bailable cubana, cuyos textos atentan contra los principios y la dignidad a que aspiramos. Pero este no es un fenómeno del siglo XXI, porque existe desde nuestros primeros trovadores, como queda demostrado en el libro “Música popular bailable cubana. Letras y juicios de valor (siglos XVIII-XX)”, de la filóloga y Máster en Música Liliana Casanella Cué (Santiago de Cuba, 1965), que obtuvo mención en el XII Premio de Musicología Casa de las Américas 2012. A él dedicaré mi comentario de hoy.
Luego de un largo y minucioso trabajo de investigación, Liliana desmitifica criterios ya obsoletos y propone una nueva manera de analizar este hecho y, además, apoya sus opiniones en textos de Ignacio Piñeiro, Miguel Matamoros, Lorenzo Hierrezuelo, Arsenio Rodríguez, Benny Moré, Enrique Jorrín, Richard Egües, Adalberto Álvarez, Juan Formell, José Luis Cortés, David Calzado, y muchos más.
En el primer capítulo del libro “Música popular…” la autora comienza diciendo: “La música popular cubana bailable se corresponde con uno de los rasgos que signan no sólo la identidad nacional, sino también la caribeña”. Luego de exponer algunos criterios sobre el tema, finaliza de este modo: “La inconformidad con el sistema de juicios de valor imperante en la llamada crítica musical actual y también histórica, es el pretexto para intentar establecer en estas páginas, una propuesta de historización tanto de la creación bailable en la Isla como del discurso valorativo acerca de las letras de la música popular bailable cubana”.
En los siguientes capítulos, Liliana Casanella hace un recorrido por nuestra música bailable, desde el salón y el barrio durante los siglos XVIII y XIX hasta el surgimiento de la timba, a la cual se refiere como “otro detonador de la crítica”. Finalmente, y a modo de Coda, la autora dice: “La crítica debe sugerir pensamientos, ampliar perspectivas, ofrecer elementos suficientes para que el receptor pueda, incluso, disentir de la propuesta enjuiciadora. Debe ser abierta flexible, culta y rica en información…”.
El lector no solo tendrá la oportunidad de conocer la opinión autorizada y bien fundamentada de Liliana Casanella, sino de leer muchos de los textos de nuestra música bailable a lo largo de la historia.
Galería de Imágenes
Comentarios