Verdades contra mentiras
1 de abril de 2013
|Si en vida del presidente Hugo Chávez era objeto de una intensa y permanente campaña de satanización, luego de su desaparición física se redoblan los esfuerzos por desfigurar su legado.
No es fortuito que a par de semanas para los comicios presidenciales del 14 de abril, la Universidad de Salamanca, España, divulgara el estudio “Elites latinoamericanas”, un sondeo, dice, “entre parlamentarios de 17 países de la región, en el período 2009-2012”.
Resulta que en esa encuesta, el jefe de Estado venezolano resultó “el líder latinoamericano peor valorado”.
Tampoco es sorpresa, desde tal óptica e intereses, que el mandatario boliviano, Evo Morales, siga a Chávez en la peor puntuación.
Y mucho menos que el segundo mejor valorado sea Barack Obama, el jefe imperial que le ha dado la espalda a América Latina.
¡Qué paradoja!, o mejor, qué cinismo que el sondeo no tenga en cuenta la opinión de millones de latinoamericanos que admiraron en vida al líder bolivariano, y hoy le convierten en ideario para las nuevas batallas por la justicia y la independencia.
Lo más extraño del caso es que el período del “estudio” es el tiempo en el que la Alternativa Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (ALBA) creció con la incorporación de varias naciones del Caribe insular, cuyos pueblos agradecen la integración generosa y humana encarnada por Hugo Chávez.
Absurdo, por demás, por cuanto es también la época en que se fundó la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), y más aún, cuándo Caracas fue la sede fundacional de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), una agrupación continental sin la presencia, por primera vez, de Estados Unidos.
Conste, también, que en el nacimiento de ambas agrupaciones integracionistas tuvo mucho que ver la ascendencia del Comandante Chávez, aún en medio de su corajudo batallar contra el cáncer.
Pero las mentiras tienen muchas caras y un mismo motivo. Así, el diario El Nuevo Herald, de Miami, publicó recientemente un artículo titulado: Economía chavista se va a pique”.
Y no hay que hurgar mucho entre líneas para darse cuenta de los oscuros propósitos de este panfleto de la contrarrevolución, que está en la primera línea de los ataques contra Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, entre otros países donde se perfila la nueva época en Latinoamérica.
Resulta que la economía venezolana creció más de cinco por ciento el pasado año, una cota a la que ni siquiera en un sueño de verano puede aspirar el propio Estados Unidos.
Y para ridiculizar aún más la mentira, el propio día que el Herald lanzaba este globo envenenado, en Caracas se anunciaba una nueva reducción de la tasa de desempleo, se alistaban nuevos planes de desarrollo y en el plano regional Uruguay se sumaba al sistema compensatorio del Sucre.
Claro que a la oligarquía le duele la “economía chavista”, entendida esta como el soporte de los programas sociales de la revolución bolivariana, incluida la Gran Misión Vivienda Venezuela, entre otras que hoy dignifican la vida de ese pueblo.
Y les retuerce más porque la “economía chavista” descansa sobre la recuperación plena y soberana del recurso petrolero, también soporte para la diversificación del modelo productivo nacional y de su comercio internacional, que ahora apunta a otros mercados.
Nada, que la mentira tiene piernas cortas, sobre todo para atajar la impronta de Hugo Chávez, quien de seguro, este 14 de abril, estará en el voto de millones de venezolanos.
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