Las neurociencias alertan

18 de febrero de 2021

Cuando hay un bebé en casa, distraerle y hacerle reír es algo normal en su crianza, y para ello, le enseñan a reconocer, desde las marugas o juguetes, hasta los animalitos del hogar y de la calle. Por supuesto, incluyen las imágenes del televisor, y en tiempos de las nuevas tecnologías, la computadora.

El objetivo se logra cuando el pequeñín ríe ante el movimiento de los colores o “muñes” en el monitor. De esa forma, se acostumbra, desde edades tan tempranas, a un recurso dañino para los ojos, pero, más grave aún, tras la confirmación de las neurociencias sobre el resultado de afectar el desarrollo cerebral infantil, al descubrir las computadoras antes que el lápiz y el papel con el garabato inicial de rasgos, y por ese camino, sus primeras letras. El diagnóstico publicado fue: “al llegar a las primeras aulas podrán identificar letras, pero tendrán grandes dificultades para juntarlas y formar palabras”.

Tal conclusión se basa en el estudio de dos grupos de niños para enseñarles a escribir: en unos, a mano, en otros, con el teclado. Paralelamente, recurrieron a la resonancia magnética y evaluaron la actividad cerebral.

Los resultados escaneados compararon –antes y después de las pruebas– a los grupos entre sí; midieron el consumo de oxígeno en el cerebro como indicador de la actividad cerebral, y resumieron, que quienes escribían normalmente reflejaban una activación cerebral similar a quienes saben leer y escribir, pero no fue igual con quienes utilizaron computadora.

Los neurólogos informaron que “los datos de escáneres cerebrales sugieren que la acción de escribir prepara al cerebro para un sistema de aprendizaje que facilita la lectura cuando los niños llegan a esa etapa”. Ese inicio del aprendizaje infantil, incluye, la lactancia y los años anteriores a su ingreso en el preescolar.

A los padres corresponde ahora, seguir las orientaciones de la ciencia, y no poner en riesgo, la futura inteligencia de sus hijos.

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