Hepatotoxicidad por medicamentos
9 de febrero de 2021
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El daño hepático causado por medicamentos, drogas de abuso o remedios medicamentosos se ha ido convirtiendo en un importante problema de salud pública. Precisamente, la hepatotoxicidad por medicamentos es la principal reacción adversa implicada en el abandono del desarrollo de futuros medicamentos en las fases preclínica y clínica. Esta es también un motivo frecuente para la denegación del registro sanitario de los fármacos por las agencias reguladoras y una de las causas fundamentales que justifica la retirada del mercado y las restricciones de uso de muchos fármacos comercializados.
Dado que el hígado es el principal órgano implicado en el metabolismo de nutrientes, fármacos y otras sustancias potencialmente tóxicas, resulta particularmente susceptible a los fenómenos de toxicidad. La hepatotoxicidad se define como la lesión o daño hepático causado por la exposición a un medicamento u otros agentes no farmacológicos.
Las reacciones adversas que afectan al hígado son difíciles de definir. Por ello, este concepto se ha establecido por consenso y el mismo incluye la identificación de, como mínimo, una de las posibles alteraciones de los análisis bioquímicos hepáticos identificados como criterios diagnósticos.
En los últimos años numerosas publicaciones sugieren que las reacciones adversas a fármacos son responsables de una mayor proporción de casos de lesión hepática de lo que inicialmente se pensaba.
El número de sustancias ajenas al organismo con actividad biológica, capaces de inducir enfermedad hepática es muy amplio. Hasta la actualidad más de 1100 fármacos han sido relacionados con episodios de hepatotoxicidad. De esta larga lista se han excluido a las drogas de abuso y a los productos herbales, aun cuando estos también están ganando importancia en las reacciones hepatotóxicas que producen.
Aunque las reacciones adversas hepáticas se consideran relativamente raras en el conjunto de las reacciones adversas medicamentosas, estas tienen especial trascendencia clínica debido a su potencial gravedad de hasta un 5% de mortalidad. Por esta causa, la hepatotoxicidad representa un problema sanitario de primer orden que ha ido en aumento en las últimas décadas.
Existen dos tipos de hepatotoxicidad: la intrínseca y la idiosincrásica. La primera ocurre con una minoría de fármacos y se caracteriza por ser dependiente de la dosis administrada, lo cual la hace predecible y reproducible. La segunda, en cambio, ocurre de modo impredecible, no se relaciona con la dosis y no es reproducible en animales de experimentación.
La mayoría de los mecanismos celulares implicados en la lesión hepática tóxica idiosincrásica siguen siendo desconocidos. La hipótesis más plausible es la generación de metabolitos reactivos durante las reacciones de biotransformación hepática de primera fase, dando lugar a la presencia intracelular de radicales libres o compuestos electrofílicos que depletan el glutatión celular, principal agente detoxificador de las células, y se unen covalentemente a proteínas, lípidos, ácidos nucléicos o inducen la peroxidación lipídica.
Como consecuencia se desencadenan diferentes mecanismos de hepatotoxicidad que incluyen la necrosis celular por peroxidación lipídica, la apoptosis, el estrés oxidativo, la formación de metabolitos reactivos que pueden llevar a reacciones inmunológicas o autoinmunes y las alteraciones de la función mitocondrial.
Los factores de riesgo comúnmente relacionados con las reacciones adversas hepáticas incluyen los factores genéticos, la edad, el sexo, los factores metabólicos y hormonales, el consumo de alcohol, el uso concomitante de otros medicamentos y la presencia de determinadas enfermedades subyacentes.
La lista de fármacos que pueden provocar daño hepático es muy variada e incluye a muchos medicamentos. Entre los grupos farmacológicos que se destacan por una mayor probabilidad de producir toxicidad hepática están los antibióticos, los antiinflamatorios no esteroideos y los anticonvulsivantes.
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