Reemplazan la ceiba de El Templete
21 de abril de 2017
| |Fotos: Alexis Rodríguez
Justo a la medianoche y bajo una pertinaz llovizna quedó plantada la nueva ceiba que desde hoy puede apreciarse en El Templete, uno de los símbolos más representativos de La Habana.
El ejemplar de 8 años aproximadamente y unos seis metros de altura, se trajo desde el terreno de un campesino en la carretera que une las localidades de Managua y Boyeros, y se trasplantó en la noche de este viernes, horas en que la temperatura y la humedad resultan más beneficiosos para la planta, según aclaran los especialistas.
“Esta ceiba nació encima de un pedregal, tiene muy poca tierra, por lo que debería adaptarse fácilmente al nuevo entorno”, señala Armando Gordillo, jefe de mantenimiento en la Dirección de Patrimonio de la Oficina del Historiador, que junto a la empresa constructora Puerto Carena, reemplazaron él árbol en torno al cual cada 16 de noviembre los habaneros dan la vuelta y piden deseos, conmemorando así un nuevo aniversario de la villa de San Cristóbal de La Habana.
Las ceibas de El Templete han sido sustituidas en varias ocasiones. La más reciente ocurrió en marzo del pasado año, tras la muerte del árbol que durante seis décadas acompañó a los visitantes, y en su lugar se colocó una ceiba de tres lustros que no logró prosperar.
Desde el pasado septiembre, el árbol comenzó a perder su hojas y, en consecuencia, a secarse, hasta que un equipo multidisciplinar de especialistas del Instituto del Suelo y el de Cuarentena, sendas dependencias del Ministerio de la Agricultura, dictaminaron que esta ceiba también había muerto.
Armando Gordillo, quien dirigió toda la operación de búsqueda y colocación de la nueva planta, explicó a Habana Radio que no se pudo determinar una causa en específico para el fenecimiento de aquella ceiba, pero la presencia de parásitos, así como imprecisiones en la preparación del abono y el ritmo de riego, contribuyeron a la muerte del árbol en un suelo que, además, desarrolló una textura arcillosa.
Decenas de metros cúbicos de superficie fueron reemplazados nuevamente, esta vez con tierra roja traída de la localidad del Guajay en el municipio Boyeros, junto a un fertilizante orgánico producido en el Central Boris Luis Santa Coloma en Madruga.
Sin embargo, trasplantar una ceiba por otra es más complejo que levantarla en una grúa y colocarla en el lugar designado. Según explican los especialistas, una vez extraída de su terreno originario, a la ceiba debe marcársele el ángulo por donde recibe la luz a la puesta del Sol, y en ese mismo ángulo debe ser recolocada, pues son las condiciones de iluminación a las que está habituada la planta.
Por otro lado, las ramas quebradas durante el traslado, pueden adquirir bacterias y microbios que a la postre enfermen la planta, para prevenir esto, luego de su arribo a las inmediaciones de El Templete, a la nueva ceiba los especialistas aplicaron Teflón para “sellar las heridas” causadas por el roce contra los cables de electricidad de la carretera, durante su traslado.
Asimismo, el trasplante de la ceiba conlleva también ineludibles menesteres espirituales de acuerdo a la cultura popular. Minutos previos a la colocación del árbol, muchos transeúntes se llevaban consigo pedazos de ramas para la buena suerte, y otros echaron monedas justo en el sitio donde luego se plantaría.
Como en la cultura maya, azteca e inca, la ceiba es un árbol sagrado también en la cosmovisión yoruba, ampliamente practicada en el país. El árbol se considera “la casa de todos los santos”, razón por la que no se debe cortar o arrancar de su terreno originario, de hacerlo, por motivos excepcionales, hay que realizarle una ofrenda al Orisha correspondiente. Es por ello que días antes de su traslado hasta el Templete, según refieren los especialistas, se realizó una ceremonia en el lugar donde nació la ceiba, en la cual se sacrificaron dos gallos, uno negro y otro blanco, y se le rezó una oración a Aggayú Solá, el Dios de los volcanes.
En el sincretismo religioso afrocubano, esta deidad se asocia a San Cristóbal, patrono de la Ciudad de La Habana. Un fragmento de la oración mediante la cual se realizan obras espirituales en la ceiba enfatiza:
Limpia, purifica y abre nuestros caminos / para que tengamos prosperidad y tranquilidad /en todo momento y ocasión/ y danos tu valioso auxilio /cuando nos encontremos faltos de esperanza/ fuerza y energía para continuar/ en especial favorécenos en esto que hoy tanto precisamos.
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Gracias por dedicar un espacio a esta noticia. El campesino que tenía la ceiba en su patio es mi abuelo. Ojalá que esta ceiba viva mucho tiempo. Sería una hermosa manera de recordar a mi abuelo, y también de rememorar mi infancia, cuando pasar por la Plaza de Armas y ver la ceiba que mi abuelo plantó y cuidó, convertida en un símbolo de la ciudad.