Museo de Céspedes, símbolo de fuerza y coraje
1 de octubre de 2018
Por: Yasel Toledo Garnache
El museo Casa Natal de Carlos Manuel de Céspedes, considerado el Padre de la Patria, es como un imán para los cubanos y extranjeros que visitan Bayamo, Ciudad Monumento Nacional.
Ubicado en el Centro Histórico Urbano de Bayamo, frente a la primera plaza denominada de la Revolución en el país, esta edificación constituye también un símbolo de fuerza, resistencia y coraje, por ser cuna de aquel hombre valeroso, iniciador de nuestras luchas independentistas, y por albergar actualmente más de 800 piezas relacionadas con la historia nacional y expuestas al público en 11 salones, sin incluir dos cocinas y el patio.
Personas de diversas edades, incluidos niños y jóvenes, acceden cada día a la edificación. Van con el entusiasmo de acercarse a un altar sagrado de la patria, donde se respira sacrificio, compromiso y valor.
Una imagen grande de Céspedes, también primer presidente de la República en Armas, los recibe al atravesar una de las tres puertas de dos hojas cada una, leve frontera hacia una fuente de conocimientos y sensaciones.
Inaugurada como museo el 30 de septiembre de 1968, cuando casi se cumplía el centenario del inicio de la primera guerra por la libertad en el archipiélago, la edificación muestra dos plantas y un balcón, también emblemático, pues desde ahí Fidel Castro habló a los bayameses el 19 de diciembre de 1986, apenas un día después de celebrarse el aniversario 30 de su reencuentro con Raúl y otros combatientes en Cinco Palmas, intrincado paraje del municipio granmense de Media Luna.
Luego de un recorrido por el simbólico inmueble, el 28 de junio del actual año, Miguel Díaz-Canel, presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, expresó que conmueve sobremanera visitar el lugar, casa de Carlos Manuel de Céspedes, y por tanto hogar de la patria y de todos los hijos de Cuba, sitio de esencias y convicciones.
“Aquí nacieron las ideas independentistas, aquí nació parte esencial de nuestra historia, cultura e identidad nacional. El mejor homenaje es que siempre las generaciones de cubanos tomemos las armas para defender la independencia, la soberanía y la unidad. Es eso, esencialmente, la continuidad. ¡Viva Céspedes! ¡Viva Cuba Libre!”, dijo quien es ferviente seguidor de las ideas del iniciador y otros grandes como José Martí, Fidel Castro y Raúl Castro.
Los trabajadores manifiestan el orgullo de laborar en ese museo, el cual ha sido visitado por personalidades como Fidel y Raúl Castro; Eusebio Leal; Justino di Celmo, padre del joven italiano Fabio di Celmo, víctima del terrorismo contra Cuba; los Comandantes de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez, Juan Almeida Bosque y Guillermo García Frías, además de otras numerosas figuras del arte, la política, el deporte y la ciencia, de diversos países.
El historiador Miguel Antonio Muñoz López, uno de los especialistas del museo desde el año 2003, resalta su satisfacción por contribuir al buen funcionamiento de una institución con tanta significación, cual parte importante del corazón nacional.
Expresa que aquí, cerca de la obra cespediana y algunos de sus objetos personales, ha crecido mucho como intelectual y ser humano.
Sarays Cedeño López, quien se desempeña como veladora y suele hablar con expresiones cortas, refiere que contribuir a la protección de la exposición y de toda la edificación es motivo de alegría y sana vanidad.
“Yo he trabajado en otros lugares relacionado con la cultura, como el Museo de Cera, único de su tipo en el país, pero hacerlo aquí es verdaderamente reconfortante”, agregó la carismática mujer.
Una casa que sobrevivió al incendio
Resulta curioso que la casa donde reside el museo sobrevivió al incendio de la ciudad por sus habitantes, en enero de 1869, a pesar de estar cerca del sitio donde comenzó la llama aquel día de sacrificio y coraje sin dimensiones.
Ana Mola Rodríguez, fundadora de la institución, explica que algunos investigadores coinciden en que esa suerte se debió a la dirección del aire en sentido contrario, lo cual dificultó la llegada del fuego hasta la construcción de dos plantas, aunque sí causó algunos daños a varias paredes y el balcón.
Agrega que al principio la casa tenía un solo nivel, y los primeros dueños fueron los padres de Céspedes, quienes la mantuvieron en su poder durante unas cuatro décadas antes de venderla en 1830. Tres años después, los nuevos propietarios le agregaron la segunda planta.
Esta humilde fémina asegura sentirse muy afortunada por trabajar durante 50 años en la céntrica institución, donde guió la visita de Fidel Castro en 1986 y, más recientemente, la de Díaz-Canel.
“En las dos ocasiones, al principio me sentí un poco nerviosa, pero luego estuve muy cómoda y confiada, porque ellos me trataron de forma muy agradable”, añade con satisfacción quien constituye una especie de ángel, siempre con disposición y una sonrisa.
El hogar de los Céspedes
Entre imágenes, frases y objetos personales del patricio, incluidos su espada ceremonial, el alfiler de corbata, la tabaquera y la billetera, más ese raro encanto de caminar por donde él lo hizo, es fácil imaginarlo, rodeado del amor de sus padres, Jesús María de Céspedes y Luque y Francisca de Borja del Castillo y Ramírez de Aguilar, dama de excelente educación, inteligencia y bondad, según el historiador Aldo Daniel Naranjo, presidente de la Unión de Historiadores de Cuba en Granma.
Naranjo añade que su infancia fue característica de niño rico, con muchas comodidades, le gustaban los ajiacos, las viandas y bañarse en el río, lo cual hizo cuando la familia se trasladó a la hacienda Santa Rosa, propiedad del abuelo materno Francisco del Castillo y Miranda, en el actual municipio de Buey Arriba.
En la edificación bayamesa, ubicada en la calle Antonio Maceo, número 57, entre José Joaquín Palma y Donato Mármol, también nacieron tres hermanos de Carlos Manuel: Francisco Javier de Céspedes, Ladislao de Céspedes y Borja de Céspedes, en ese orden.
Seguramente, ese lugar se mantendrá como joya de la historia, con gran poder de seducción sobre los cubanos dignos y personas de otras partes del mundo, admiradoras del valor, la integridad, patriotismo, sacrificio e inteligencia de quien siempre deberá ser llamado Padre.
(Tomado de Cubadebate)
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