Descanso eterno para la historia viva
8 de junio de 2019
| |Fotos: Alejandro Benitez Guerra
La muerte, como fin de la existencia humana, suscita sentimientos encontrados hasta en el más escéptico de los mortales. Y es que es intrínseco al hombre intentar trascender las leyes inalterables que lo condicionan. Gracias a su naturaleza perseverante, la Humanidad ha evolucionado vertiginosamente con novedosos descubrimientos que hacen de lo imposible un hecho realizable. Viajar al espacio, pisar la Luna, violar las leyes de la Ciencia, hallar la cura para infecciones letales. No así con la muerte. Según demuestran siglos de historia, morir es un estado definitivo, aun cuando muchas creencias profesen una continuidad o reencarnación.
La pálida muerte entra por igual en las cabañas de los pobres que en los palacios de los reyes. Así rezaba la oportuna consigna que apoyó el proyecto del arquitecto español Calixto Aureliano de Loira y Cardoso para la construcción del Cementerio “Cristóbal Colón” en La Habana. El 30 de octubre de 1871 se colocó la primera piedra de la que sería la mayor Ciudad Funeraria de Cuba y América Latina.
Quiso el destino que el primer cadáver que estrenara la Necrópolis fuera el del propio arquitecto al frente de su construcción. Antes de su fallecimiento, Calixto de Loira diseñó la disposición del Cementerio en cuatro cuadrantes que representan los puntos cardinales y forman una gran cruz en el centro donde se halla la Capilla.
En el Cementerio de Colón se desarrollan diferentes rituales de enterramiento, de acuerdo con la decisión en vida de los fallecidos o sus familiares. Los más comunes son el católico, el civil y el militar. En las ceremonias católicas, los restos se trasladan a la Capilla Central para que el sacerdote, en oración exequial, absuelva al difunto de sus pecados y le conceda la paz eterna.
En el caso del militar, es acompañado por la Banda de Música del Estado Mayor, que interpreta el Himno del Invasor y el Himno Nacional para despedir al fallecido, al tiempo que se disparan salvas en su honor.
El Cementerio de Colón atesora un patrimonio artístico y arquitectónico valorado en millones de dólares. Unido a ello, resguarda, para suerte de cubanos y foráneos, una amplia riqueza cultural que forma parte de la memoria histórica de la Isla. Esos valores espirituales se proyectan, sin dudas, en la identidad de la nación y sus habitantes.
Magda Resik, periodista y directora de la emisora Habana Radio, coincide en que “los cementerios son reservorios de historia, son reservorios patrimoniales, son reservorios también del modo de vida de las cubanas y los cubanos. El modo en que enterramos a nuestros muertos habla de los que somos, habla de una historia, habla de tradiciones, habla de un compromiso afectivo, en fin, tienen esa magia, ese encanto que permite leer también la ciudad de los vivos”.
Un total de más de dos millones de fallecidos reposan eternamente en este camposanto. Entre ellos destacan intelectuales, artistas, científicos, deportistas, combatientes revolucionarios, políticos y otras personalidades cubanas e internacionales. Nombres reconocidos como José Raúl Capablanca, Alejo Carpentier, Nicolás Guillén, Máximo Gómez, Rubén Martínez Villena, José de la Luz y Caballero, Carlos J. Finlay, por citar algunos, descansan en el Cementerio de Colón.
Del lazo perpetuo que une a los vivos en deuda espiritual con los antepasados, han nacido relatos, mitos y leyendas que conforman el imaginario país, y se han inmortalizado –y muchas veces, santificado– personajes que renacen con dones sobrenaturales. Así, hallamos a La Milagrosa, Amelia Goyri, cuya tumba es considerada la más visitada de la Necrópolis de Colón.
Sus devotos –sobre todo, madres o embarazadas– adjudican a esta mujer, que murió en el parto junto a su criatura, poderes de salvación, y con ofrendas y flores le profesan diariamente su fe.
El sepulcro de Leocadia Pérez Herrera es otro de los más concurridos en este Cementerio. Se dice que era una médium que se comunicaba con el espíritu del Hermano José, quien a través de ella podía predecir el futuro de las personas. En su honor, cada 19 de marzo, Día de San José, según el calendario católico, sus familiares y creyentes desarrollan toda una manifestación popular frente a su tumba, con violines y toque de tambores.
El sentimiento del amor, ligado a la no resignación por la pérdida de un ser querido, se manifiesta en muchas otras historias que circundan a este Cementerio. La controvertida relación de Catalina Lasa y Juan Pedro Baró, la “Tumba del Amor” de Modesto y Margarita, e incluso, el “Fiel hasta la Muerte” perrito Rinti de Jeannette Ryder, demuestran que el fin de la vida, para quien queda de este lado, puede significar una angustia insuperable.
Zeni Pereira, historiadora de la Necrópolis de Colón comenta acerca de la “Tumba del Amor”, de Modesto y Margarita:
La Necrópolis Cristóbal Colón constituye un verdadero museo al aire libre al cual acuden diariamente turistas de diferentes nacionalidades, caminantes, creyentes, admiradores de las artes y, sobre todo, familiares y amigos que visitan las tumbas de sus difuntos en acto de respeto, lealtad o en busca de sosiego y esperanza.
Lissette Terry es una maestra de primaria que recuerda a su esposo con música. “La mexicana Ana Gabriel era su favorita”, cuenta. Aunque ya no esté físicamente, Lissette conversa con él en su tumba y le habla sobre su día a día. Las fechas importantes, como su nacimiento, el aniversario de boda y el de defunción, son sagradas para ella. Esto demuestra que la fe, el compromiso y el agradecimiento son bondades que merecen, aun después de muertos, quienes en vida fueron compañía y refugio.
Desde febrero de 1987 el Cementerio de Colón fue declarado Monumento Nacional y a partir de 2006 la Oficina del Historiador de La Habana realiza labores de restauración y salvaguarda de los valores patrimoniales de la Necrópolis, de conjunto con el Grupo de Museología y Gestión del Patrimonio, con el fin de preservar en la memoria de la nación un sitio que atesora gran parte del devenir histórico de los cubanos.
Laritza Céspedes especialista principal Grupo Museología y Gestión del Patrimonio del Cementerio de Colón habla sobre el proceso de restauración de la Necrópolis:
Adentrarse en el camposanto implica comprender que entramos en una ciudad diferente, pero al cabo, ciudad, y merece que abramos bien los ojos, nos despojemos de la banda sonora personal y pongamos el pensamiento en voz baja para empaparnos de lo que calla a voces este sitio. Esa riqueza espiritual que susurran sus piedras. Sus historias del silencio.
Escuche más sobre el Cementerio de Colón en los siguientes materiales:
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Bonita Lys por fuera e inmensa periodista por dentro!!!! Sabes todo lo que pienso y siento por ti y por tu talento. Déjanos seguir disfrutando las maravillas que creas con tu fe y tu tesón. Larga vida a la mejor periodista de Guareiras-Nueva Paz y de mi familia. Comparto mi opinión y mi beso con todos los que te queremos, incluso El Pijo. Muaaaaaaaaaaaaaaaa
Experiencia de constancia y entrega, que vi nacer y desarrollarse. Gracias por compartirla y a seguir camino....
Acabo de salir de la presentación de la tesis que dio como resultado este maravilloso artículo. Cuál sería mi sorpresa cuando veo que voy a ser el primero en publicarte un comentario a ti, PERIODISTA LYS y en mayúsculas para hacer honor a tu título. En una palabra perfecta la tesis. Siempre voy a ser tu médico jjjjj muchas felicidades. Y la maestría para cuándo?