Primero de Mayo con Fidel presente
1 de mayo de 2018
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A las 2 y 37 minutos de la madrugada de este primero de mayo desperté ante la contagiosa conga que cruzaba por la calle 17 del Vedado rumbo a la Plaza y que simbolizaba la alegría y el compromiso de los millones de cubanos que desfilaron en una mañana “hecha a la medida” –fresca y soleada– brillante ante la presencia humana por sus calles.
Observé desde el balcón. Iban hombres, mujeres, niños. Muchos jóvenes que portaban algún cartel, pancarta, tela. O simplemente una voz de consigna que se escuchaba por toda la cuadra.
La avenida Paseo estaba llena, compacta, hasta la misma Plaza de la Revolución. A las 7 y 20 ya todos estaban en su lugar, defendiendo su milímetro de Plaza para agitar sus manos, las banderas, al paso firme por donde estaban los invitados extranjeros, los héroes, los combatientes de varias gestas, los máximos dirigentes del país encabezados por Raúl y Díaz- Canel.
Ellos también hicieron presencia unos minutos antes de la hora convenida. Se les veía alegres. Saludaban una y otra vez, Aplaudían. Miraban la larga avenida llena de pueblo y no podían alcanzar la totalidad de la masa humana allí presente.
Ese es el Mayo cubano, muy diferente a los desfiles y actos en muchos otros países. No era el Primero de Mayo para exigir que cese el despido. Tampoco el de un país europeo donde se exponían datos escalofriantes de cantidad de desempleados, principalmente jóvenes.
Tampoco fue el Primero de Mayo cubano el de los gases lacrimógenos o las palizas de la policía que en alguna que otra nación, cumplían órdenes de reprimir al pueblo que enardecido exigía protección salarial y por ello se iban a la huelga.
La fiesta de los trabajadores en Cuba es una celebración de todo el pueblo y por eso vemos a niños, jóvenes, hombres, mujeres y ancianos, desfilar, gritar Viva Fidel, Viva Raúl y apoyar a la nueva generación al frente del Estado cubano.
Una niña, de unos 10 años, llevaba su cara pintada con el nombre de Fidel. Otro joven, muy cerca de ella, portaba un cartel que decía: Fidel está presente.
Quizás estos dos mensajes, de una niña y un joven, puedan resumir el por qué tantos millones de cubanos desfilaron este primero de mayo y expresaron el compromiso de defender nuestra obra, perfeccionarla, cambiar todo lo que tenga que ser cambiado y hacerla eterna.
Al final, 50 000 jóvenes, gritaban Yo soy Fidel, expresión definitoria de ese relevo que ya es presente y que es responsable de dar continuidad a la obra de ese gigante que siempre creyó en los jóvenes y que como joven fue un ejemplo de estudiante, deportista, revolucionario…
Una alegre música de conga cubana cerró el gran espectáculo, cuando miles de banderas cubanas se agitaban en brazos nuevos y firmes que las seguirán portando como continuidad segura.
Alguien a mi lado comentaba: ¡Qué lindo regalo de todo el pueblo a la nueva dirección del país!
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