El 24 de febrero: una Revolución más que una guerra
23 de febrero de 2019
|El reinicio de nuestras luchas por la independencia, organizado por José Martí y liderado por algunas de las principales figuras y estrategas militares del Ejército mambí, es un capítulo clave en nuestra historia patria.
Para recordar este episodio así como sus más relevantes acontecimientos conversamos con el Dr. Yoel Cordoví, investigador y vicepresidente del Instituto de Historia de Cuba.
¿Qué elementos y hechos caracterizaron los preparativos del levantamiento del 24 de febrero de 1895?
“La organización del 24 de febrero, reinicio de nuestra última etapa de lucha por la liberación nacional del siglo XIX, forma parte de un proceso que tiene sus raíces en el propio fracaso de la Guerra Grande y en el Pacto del Zanjón, realizado diez años después del 10 de octubre de 1868, donde no se reconoce ni la independencia ni la abolición de la esclavitud que fueron los motivos por los cuales Carlos Manuel de Céspedes se había levantado en armas. Por lo tanto, desde el propio 1878, los revolucionarios cubanos están buscando maneras de continuar y reiniciar la lucha, imprimiéndole nuevas formas de organización para que se no reprodujeran las causas que llevaron al fracaso de la Guerra de los Diez Años. Esa búsqueda consiste también en todo ese peregrinar de los independentistas que luego están inmersos en la guerra del ´95, uno de ellos va a ser José Martí.
No podemos entender el 24 de febrero sin la figura de José Martí, su pensamiento y su quehacer político-militar, porque él es un hombre síntesis en el siglo XIX cubano, que logra esquematizar lo mejor de las experiencias para la preparación de una Revolución, que es más que una guerra porque implica también todas las transformaciones que debía llevarse a cabo desde la etapa organizativa y al unísono del estallido de la lucha armada”.
“Cuando Calixto García zarpa desde New York para Cuba, a raíz de la Guerra Chiquita, Martí que se hace cargo del Comité Revolucionario de New York, dice: «Con Calixto va la espada que triunfa, la ley que la modera». Demuestra que a pesar de que no había estado en Cuba durante la Guerra de los Diez Años, se mantuvo al tanto desde España y desde diferentes países de América Latina de lo que ocurría en esta, y conocía cuáles habían sido las causas que llevaron al fracaso de la Guerra Grande. Por eso, «la espada que triunfa» significaba darle toda la fuerza a la parte militar, al Ejército, pero «la ley que la modera» era tener en cuenta también determinados elementos políticos para preparar a un pueblo para una vez terminada la guerra pudiera encausarse, darse un gobierno y ejercer sus derechos como ciudadanos de una República. Eso Martí lo tenía en cuenta desde muy temprano, y es un pensamiento y una praxis que se va enriqueciendo en la medida que avanza esa década de los años ´80, ese periodo entreguerras o Tregua Fecunda.”
“El 10 de abril de 1892 Martí funda el Partido Revolucionario Cubano (PRC) que fue el punto culminante de un largo proceso de búsqueda de formas de organización viables para iniciar la guerra. Un elemento esencial es que el PRC es una obra política y de unidad en el sentido de aunar voluntades dentro y fuera de la isla. Era necesario agrupar y unificar los clubes conformados en el exterior por la emigración cubana y los que existían en Cuba. Otro paso importante fue la creación de un ramo de la guerra que eligió a Máximo Gómez como General en Jefe. Por lo tanto, vemos que en el ´95, , si lo comparamos con la del 68, antes de que se inicie la guerra ya existe un líder militar que es un hombre ya curtido, conocido, con carisma, con una ascendencia dentro de las tropas. También se conocía quién sería su Lugarteniente General, Antonio Maceo y Grajales”.
“Al llegar el año 1894, ya existe una presión en la isla por parte de los revolucionarios- y otros que no lo eran pero que estaban tratando de adelantar el levantamiento para que fracasara- y Máximo Gómez que era un hombre viejo y muy astuto sabía que era necesario esperar al momento propicio para cuando se reiniciara, no culminar sino con el triunfo. Cuando ya estuvieron creadas todas las condiciones, José Martí junto a Enrique Collazo (el General Collazo) y José María Rodríguez (Mayía) se reúnen y firman un Plan de Alzamiento bien concebido y articulado, donde se hablaba del alzamiento simultáneo que debía ocurrir en las diferentes regiones, evitando también los problemas que se habían dado en la Guerra Grande que prácticamente quedó circunscrita la zona Centro-Oriente. Este plan, conocido por nosotros en la historia como el Plan de la Fernandina, fracasó producto de una delación, el gobierno de EEUU en estrecho maridaje con el espionaje español, logran detener las expediciones, incautan todos los pertrechos bélicos que tanto trabajo costó reunir fruto de la labor de Martí con los tabaqueros de Tampa, Cayo Hueso, New York, el trabajo de sectores pobres y otras contribuciones destinadas a los recursos necesarios para el levantamiento.
Se inicia entonces una etapa difícil y en enero de 1895 firman la Orden de Alzamiento que contenía algunos puntos organizativos pero ya no con el mismo nivel de precisión y de sistematicidad que tenía el plan. La fecha para levantarse en armas tenían que elegirla en la isla para la segunda quincena del mes de febrero y sí se precisaba que el levantamiento debía ser lo más simultáneo posible, aunque en la práctica fue muy difícil.
La fecha elegida fue el 24 de febrero de 1895, en carnaval. El movimiento, serviría para enmascarar todos los movimientos. El día previsto había iniciado la revolución en Cuba, solo que a diferencia de lo que estaba previsto en el Plan, los principales líderes no habían llegado a la isla. Esto implicó un momento de desafío, porque era cuestionable que Cuba estuviera en armas sin la presencia de los principales líderes.”
“De ahí la importancia de que los cubanos sepamos la proeza que hicieron esos hombres, de reconocer la hombría y el valor con el que lograran mantenerse en armas a pasar del ataque de los autonomistas, de la prédica pro-española e integrista que trataba de desvirtuar la esencia de lo que se estaba cuajando y produciendo. Ellos, muchas veces con pocos combatientes y armamento, consiguieron preparar las condiciones para que, al llegar los principales líderes, no hubiese una isla desarmada- lo cual hubiese sido casi reproducir la Guerra Chiquita- sino que ya existieran núcleos importantes de hombres que atacaban fuertes, descarrilaban los ferrocarriles, tomaban poblados y otras acciones”.
Dos meses después de reiniciada la guerra, en el mes de abril, cuando desembarcan en Cuba Maceo, Flor Crombet, Martí, Gómez y otras de las principales figuras militares; comienza a suceder un cambio importante en la marcha de los acontecimientos, a pesar de los conflictos y tensiones, y de que en mayo los cubanos sufren la perdida de José Martí. Sin embargo, el ideal patrio de hacer y acabar de una vez y por toda con el colonialismo en la isla, también estaba presente. De ahí la trascendencia del 24 de febrero de 1895.
¿Qué relación histórica tiene este 24 de febrero de 2019 con el de hace 124 años, teniendo en cuenta el referendo constitucional al que se ha convocado a participar y apoyar a todo el país?
“Yo diría que forma parte de esta continuidad de la lucha por sostener un proyecto de justicia, soberanía e independencia y de los principios que es lo más valedero. Votar por una constitución no es solamente hacerlo por esa continuidad simbólica por todo lo que significó el 24 de febrero en nuestras fechas patrias; sino por algo presente, bien concreto. Es un proceso constitucional de una Revolución que se atempera y que se está adecuando a los nuevos tiempos pero sin perder las esencias, en un mundo revuelto y brutal donde lo que está imperando no es lo mejor del humanismo universal; pero que ese humanismo cubano y latinoamericano sí están presentes en los que aspiran y queremos un «mundo mejor posible» como dijera el Comandante Fidel en tantos discursos. Y ese «mundo mejor posible» en esta votación del 24 de febrero va a ser mucho mejor y más posible si realmente logramos sostener este proceso trascendental que estamos viviendo generaciones de cubanos por más de medio siglo. Es afianzar esos principios”.
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