Patrimonio inmaterial en Cuba: retos para su salvaguardia (+audio)

25 de marzo de 2015

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Ana Lidia García Hernández.

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Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana, Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, Patrimonio Cultural Inmaterial

 

Como parte del ciclo de conferencias sobre Patrimonio Cultural Inmaterial, organizado por el Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana, Gladys Collazo Usallán, Presidenta del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural (CNPC), disertó este 23 de marzo sobre las perspectivas en la salvaguardia del patrimonio inmaterial en Cuba.

Collazo Usallán enfatizó en los aspectos relacionados con la legislación ante un auditorio conformado por intelectuales de prestigiosas instituciones culturales, estudiantes y profesores de esta facultad de la Universidad de La Habana y honrado con la presencia de Fernando Brugman, oficial a cargo y coordinador del Equipo de Cultura de la Oficina Regional de Cultura para América Latina y el Caribe con sede en La Habana.

La también Presidenta de la Comisión para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial se refirió durante su intervención a la Ley No. 1 de Protección al Patrimonio Cultural de 1977 y al Decreto No. 118 de 1983, en los cuales se evidencia la voluntad del Estado por preservar los bienes que forman parte del patrimonio cultural de la nación. Sin embargo, aclaró, en ninguno de los dos se alude al patrimonio inmaterial.

En la actualización de los mencionados instrumentos jurídicos se concentra actualmente la Comisión  para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, constituida en 2004, bajo el amparo de la Resolución No.126 del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros. Asimismo, este grupo de trabajo se ocupa del diseño de una política referente a la atención, preservación, promoción y protección del Patrimonio Cultural Inmaterial, a partir de un enfoque multidisciplinario.

Otra de las funciones desarrollada por la Comisión desde su fundación, ha sido la actualización y atención a las solicitudes de incorporación al registro oficial del Patrimonio Cultural Inmaterial. En este sentido, la directiva reconoció que en nuestro país “este proceso ha sido orientado y desarrollado por las instituciones del CNPC en las localidades del territorio nacional”, cuando realmente la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, establecida por la UNESCO en 2003, establece como patrimonio inmaterial aquellas “representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural”.

En esa dirección se dirigieron varias de las reflexiones al término de la conferencia. Fernando Brugman, por ejemplo, resaltó su inconformidad con el término “autenticidad” que muchas veces acompaña la búsqueda y clasificación de expresiones del patrimonio inmaterial: “Se trata de relacionar lo que es importante para las personas y para ese proceso se necesitan grandes recursos porque es un fenómeno dinámico que requiere de un quehacer constante y de la participación ciudadana. No es correcto que alguien ajeno a la comunidad define lo que constituye o no patrimonio inmaterial. La sociedad civil juega un rol fundamental en esos casos porque a demás debe dar su consentimiento”.

Por su parte, la profesora Katia Viera resaltó que “debe reforzarse el trabajo de campo que contribuya a la correcta identificación de expresiones culturales”; para ello, agregó, pudiera ser muy útil el apoyo de la comunidad científica.
Aunque hasta el momento Cuba no ha logrado situar ninguna propuesta en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, debe mencionarse que como resultado de la labor de la Comisión para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial varias expresiones han sido declaradas como Patrimonio Cultural de la Nación Cubana. En tal sentido podemos destacar la rumba, las lecturas de tabaquería, las parrandas de la región central del país, el danzón, el son, el cañonazo de la nueve, entre otros. Asimismo, desde 2003, la Tumba Francesa fue reconocida por la UNESCO como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial.