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Yacimientos de la dignidad

9 de junio de 2015

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Cuando con otros colegas comentamos sobre la enorme dimensión internacional que Evo Morales ha llevado al pueblo boliviano, recordaba la frase de uno de ellos, el poeta, ensayista, novelista dramaturgo y cineasta argentino Rodolfo Araceli, en la que destacaba como el país suramericano, además del oro y la plata, anidaba los incalculables yacimientos de la dignidad.
Evo, pese a conjuras, infiltraciones y complots imperialistas, ha sido ganador de todas las elecciones en esa nación, donde cuenta el aval de derrotar a la pobreza y su tocaya el hambre, sin dormirse en los laureles que otorga la victoria, al tiempo que se sacude de los oportunistas de siempre, al exigir a sus acólitos del Movimiento al Socialismo la necesaria y justa consecuencia en el combate a la corrupción e incluso la cooperación con quienes en el campo de la oposición, quieren una Bolivia mejor.
Lo más encumbrado fue la derrota a la prensa internacional que se burlaba de la humilde vestimenta de Evo, mientras los elegantes hijos del Imperio perpetraban genocidios “preventivos”, con la excusa de defender los derechos humanos.
Excusas que nada valen, porque además de atentar contra estos, niegan el elemental derecho a la existencia, luego de los de la salud y el aprendizaje.
Recordemos que durante su primer gobierno, aplicando el método cubano de Yo si puedo, alfabetizó a un millón y medio de personas.
En diciembre del 2008, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) declaró a Bolivia territorio libre de analfabetismo, con lo cual Evo demostró que la paciencia es lo contrario a la resignación.
Así, desde sus inicios en la lucha sindical, bebió de los principios fundamentales del antiimperialismo y anticapitalismo, y en este contexto nacieron todas las revoluciones en la historia de la humanidad.
En relación a los logros y los máximos desafíos de la Bolivia de hoy, el Presidente opinó que hay que achicar las profundas diferencias entre las familias, e indicó que se ha levantado a los sectores más abandonados, principalmente a los indígenas.

 

LO MÁS IMPORTANTE

 

“Fíjense que hace algunos años se privatizaba la riqueza y se
socializaba la pobreza, pero ahora es al revés: se socializa la riqueza para reducir la pobreza”, destacó.
Porque lo más importante para un líder revolucionario es que los obreros, los campesinos, los indígenas y los pobres estén felices, y no debe existir un grupo de elites u oligarquías que determinen las políticas.
Respecto a la hoja de coca, el mandatario ha declarado que “si la coca fuera yanqui, estaría legalizada en todo el mundo. De hecho, aunque no estaba legalizada, hasta el `96 se seguía exportando coca boliviana hacia Estados Unidos. Fuera legal o ilegal ellos decidían. Pero eso ya se ha terminado”.
El narcotráfico, enfatiza, “debemos atacarlo con políticas sociales y programas productivos”. Dentro de la nacionalización y regionalización de la lucha contra los narcóticos, tras la expulsión de la agencia estadounidense DEA, señala que “estamos trabajando muy bien con Brasil y Argentina”.
“El mejor aporte de Argentina se refiere al mercado del plátano boliviano en la zona productora; así, muchos de mis compañeros en vez de dedicarse a plantar coca, se están dedicando al plátano”, precisa.
Enfatiza luego que “la lucha contra el narcotráfico no es la militarización, ni la represión, sino la producción y el compromiso con los trabajadores”.
También cuestiona los alimentos modificados genéticamente por la trasnacional Monsanto, que “son malos” para el ser humanos, y pone sobre el tapete la contradicción entre la minería a cielo abierto, que afecta el medioambiente, con la necesidad de desarrollo de muchos países.
Por todo lo anterior, el mandatario boliviano ha enaltecido a la siempre vituperada política, al destacar que es una ciencia de servicio al pueblo. “Hay que servir al pueblo, no vivir del pueblo”, subrayó.
Ya Túpac Yupanqui, otro héroe indígena libertario, había citado que un pueblo que oprime a otro pueblo, no puede ser libre, por lo que hay que recordar necesariamente que les sacaron los ojos y les cortaron las manos a los primeros aymaras y quechuas que aprendieron a leer y escribir.
Porque mediante el analfabetismo se consolidaba la esclavitud, por lo cual, además del mérito de librar a Bolivia de tal flagelo, hoy resulta algo difícil de creer, por su justicia, que la nación suramericana haya sido elegida para dirigir la nueva arquitectura financiera mundial.

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