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¿Y es que falta algo más?

13 de mayo de 2024

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El senador republicano Lindsey Graham, instó a Israel a «hacer lo que tengas que hacer para ganar la guerra contra los palestinos», y propuso «bombardear Gaza igual que Estados Unidos hizo en Hiroshima».

«Cuando nos enfrentamos a la destrucción como nación después de Pearl Harbor, luchando contra los alemanes y los japoneses, decidimos poner fin a la guerra bombardeando Hiroshima y Nagasaki con armas nucleares», dijo el político republicano en una entrevista con NBC News.

Y continuó su alegato de corte fascista, asegurando que «esa fue una decisión correcta». «Denle a Israel las bombas que necesita para poner fin a la guerra. No pueden permitirse el lujo de perder», enfatizó.

Parecería suficiente con estas declaraciones de un alto cargo del gobierno de Estados Unidos, pero no es así.

Hace apenas tres días, en el recinto supuestamente sagrado de la ONU, los presentes y el mundo de forma mediática, han sido testigos de la verdadera expresión de la «barbarie» en pleno Siglo XXI.

Y es que el embajador de Israel ante Naciones Unidas, llegó hasta el podio del cónclave y allí sacó una pequeña trituradora de papel y convirtió en añicos una copia de la Carta de la ONU, el documento rector de la política internacional y de cumplimiento obligatorio para todos los Estados miembros.

Y me pregunto: ¿estamos conscientes de que esta acción es una bofetada a la Institución, a sus integrantes y al mundo, de manera general?

La acción del diplomático sionista, no solo es muestra de la prepotencia y arrogancia del gobierno sionista que encabeza Benjamín Netanyahu, sino, también es una contribución a que sigan aumentando el número de niños muertos en Gaza por el genocidio israelí, y se siga bombardeando a una ciudad cuya infraestructura está colapsada en más de un 80%.

Esta acción de Israel, en la Asamblea General, es expresión de la seguridad del gobierno sionista, de que el país anfitrión, Estados Unidos, no permitirá votación alguna que siquiera permita un cese al fuego y llegue ayuda humanitaria a Gaza.

La ONU, una vez más, ha sido pisoteada por el gobierno del país que alberga su sede, sea el actual demócrata Joe Biden o un republicano.

Recordemos que lo aprobado por la inmensa mayoría en la Asamblea General, no pasaba de ser, solo una «recomendación al Consejo de Seguridad de la ONU, para que reconsidere favorablemente la adhesión de Palestina al organismo internacional».

Es decir que, el señor embajador israelí, esta vez hizo pedazos la Carta de la ONU, pero bien que podría en medio de su prepotente irritación, prender fuego a la propia ONU, de aceptarse a Palestina como país miembro.

Esta vez fueron 143 votos a favor de Palestina y solo 9 en contra, encabezados por Estados Unidos, seguido por el propio Israel y ahora sumado a esa lista, el actual presidente de Argentina. Nada que extrañar en ninguno de estos tres «ejemplos de política democrática».

Para que Palestina ingrese a la ONU como miembro pleno, se hace necesaria la recomendación positiva del Consejo de Seguridad, pero Estados Unidos la vetó el pasado 18 de abril.

Con estas acciones ¿falta algo más para aplastar a la ONU y con ella a la comunidad internacional?

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