Victoria popular ecuatoriana sobre el FMI
15 de octubre de 2019
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Posiblemente desde la fecha del aplastamiento del llamado Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALBA) en 2004, en la histórica Cumbre de Buenos Aires, (Kirchner- Chávez- Lula) no se había producido una victoria popular de tal magnitud contra el Fondo Monetario Internacional (FMI) como la que acaba de tener lugar en Ecuador.
Vista detenidamente y con profundidad, no ha sido solo una victoria sobre las recetas neoliberales del Fondo y las pretensiones de su aplicación por parte del régimen de Moreno; se ha logrado también en ese país un significativo triunfo sobre el imperialismo, el gran capital y las oligarquías locales promotoras de esas medidas y los medios de comunicación corporativos afines, que las alentaron, promovieron y distorsionaron.
Sea cual sea el derrotero de los acuerdos aún por alcanzar, nada será como antes de la derogación del fallido decreto 883 y su secuela de insurgencia popular generalizada, que iniciaron las comunidades indígenas pero fue creciendo imparable a lo largo de 13 días, extendiéndose a todo el territorio nacional e incorporando a trabajadores, jubilados, estudiantes y mujeres de todos los sectores sociales, en un frente cuya amplitud sorprendió y también su combatividad y accionar unitario.
La negociación pública, trasmitida en directo por radio y televisión, entre el presidente y los representantes del gobierno con los enviados de las comunidades indígenas y otros sectores resultó una gran experiencia y una notable enseñanza. Demostró, además, que en cada país prevalecen sus características propias, determinadas en gran medida por su historia y tradiciones.
Por otra parte, cada vez queda más cuestionada y en duda la tesis del “fin del ciclo progresista” en América Latina y el Caribe, enarbolada por los voceros yanquis y sus seguidores. Los diversos acontecimientos que, de una forma u otra, se suceden hoy en Nuestra América así lo confirman.
En cuanto al caso particular de Ecuador y sus posibles desarrollos, es evidente que el régimen de Moreno sale grandemente debilitado por el error cometido bajo la influencia de las recetas neoliberales y que derivaron en una represión brutal de la que no había antecedentes en otros momentos anteriores de la vida política de ese país. Se han abierto heridas difíciles de cicatrizar en una sociedad generalmente tranquila, pacífica y culta como lo simbolizan Eloy Alfaro, Benjamín Carrión y Oswaldo Guayasamin, por citar solo algunas de sus figuras más descollantes.
Los sucesos de Ecuador merecen ser examinados más que como una meta, como un vibrante y esperanzador punto de partida.
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