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Alertas, ahora más que nunca

30 de noviembre de 2015

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No es que lo digamos nosotros, pero los enemigos del gobierno y el pueblo de Siria han estado cometiendo pifias tras pifia en su inútil andar para salirse con las suyas, teniendo recientemente de protagonista al régimen turco.
El presidente Vladimir Putin calificó de traicionero y golpe por la espalda el derribo de un avión militar ruso implicado en la exitosa tarea de diezmar a los terroristas del Estado Islámico, operación realizada por dos cazas turcos sin previo aviso y penetrando en el espacio aéreo sirio, zona a la que solo puede acceder Moscú, por estar autorizado por el legítimo gobierno de Bashar al Assad.
Ankara no solo no se disculpó por el hecho, sino que hasta amenazó con repetirlo, en represalia porque han desbaratado sus planes de seguir recibiendo el petróleo robado por el EI a Siria e Iraq y la imposibilidad de enviar mercenarios y armas a través de su territorio al virtualmente fallido califato terrorista.
Tal ha sido el accionar del régimen turco, que Moscú ha dispuesto sanciones económicas, menguado el extenso vínculo comercial y pedido a sus ciudadanos que abandonen Turquía ante el peligro de ser asesinados.
Aunque no oficialmente, jefes militares norteamericanos han reconocido que el accionar turco pretende llevar a una confrontación entre la Organización del Tratado del Atlántico Norte y Rusia, pero el gbierno estadounidense, en vez de advertir a Ankara ante la peligrosa situación que ha creado, impuso más sanciones a Moscú, debido a su continuado apoyo al gobierno de Damasco.
En este contexto y luego de los atentados terroristas en París, el gobierno de Francois Hollande admitió que solo con la colaboración con Rusia y el ejército sirio puede castigar al EI, al que durante mucho tiempo apoyó secretamente, una cuestión que hay que seguir de cerca, porque todo puede ser un pretexto para realizar en el terreno la anhelada partición del país. Ello, indudablemente, le da la razón a Moscú cuando afirma que es imprescindible la colaboración para derrotar a un enemigo que cuenta con un enorme apoyo financiero, miles de hombres y modernas armas.
Hay demasiados cabos sueltos, y lo que parece una chapucería tiene el indudable peligro del control de una información que puede ser tergiversada para hacer caer en los peores entuertos a la mayoría de los pueblos.
Así, se puede hacer natural algo el tratar de poner en práctica la conjura imperialista para dividir a Siria, que provienen de círculos sionistas o controlados por Israel, cuyo gobierno ha admitido que el ejército sirio y sus aliados del Hizbullah libanés han sido los mas difíciles enemigos a derrotar por Tel Aviv, que nunca ha sido atacado por el EI, al que le brinda asistencia médica. En estos momentos, hay unos 500 combatientes de la organización terrorista en hospitales israelíes.
Ya han llegado al Congreso estadounidense planes con el objetivo de que el norte de Siria debe ser controlado por una fuerza internacional, dejar que Israel se adueñe permanentemente de las Alturas del Golán y crear zonas que fragmenten los sectores sirios de sunitas, chiítas y otros grupos, y dejar solo a Damasco para los sirios.
Parece algo satánico, que solo es comparable a los antiguos intentos franceses para destruir a su ex colonia, y que no dudamos pueden resurgir.
Recordemos que se está lidiando con un enemigo que se sintió satisfecho cuando los terroristas hicieron estallar la bomba que destruyó en el aire a un avión civil ruso, con 239 víctimas, de ellas 23 niños, casi el doble de los muertos por los atentados en París. Pero no hubo algarabía de la prensa occidental al efecto, como tampoco sobre los artefactos dinamiteros que estallaron en Beirut y Bagdad, poco antes de los sucesos en la capital francesa.
Los hechos de París tienen cierta similitud con aquellos atentados del 11 de septiembre del 2001 en Nueva York y Washington, que fueron tomados como pretexto para combatir el terror por un gobierno terrorista que atacó e invadió naciones más pequeñas que hoy viven en perenne guerra fraticida, una herencia de la ocupación estadounidense.
Por eso, la acción proveniente de París contra el EI debe ser observada, vigilada de cerca, por lo que Moscú y Damasco deben de estar alertas, ahora más que nunca.

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