Una ¿libertad? Muy cuestionada
3 de mayo de 2016
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Este tres de mayo –dos días después de que los trabajadores del mundo festejaran su día o, en muchos casos, levantaran banderas y emprendieran acciones contra los monopolios explotadores, incluyendo los mediáticos–, se celebra el Día Mundial de la Libertad de Prensa.
Que no quepa la menor duda, que este concepto, al igual que el de los derechos humanos y la democracia, se han convertido a lo largo de décadas, en patrones por los cuales el poder hegemónico del capitalismo, mide el comportamiento en aquellos países de gobiernos progresistas que priorizan como libertad y derecho humano, en primer orden, garantizar la salud, la educación, el trabajo y otros beneficios sociales.
Por supuesto, en la proclamación de esta fecha, no se ha tenido en cuenta, entre los conceptos sobre la falta de libertad de prensa, el monopolio de los ricos sobre los medios de difusión, que los convierten lo mismo en instrumentos para desestabilizar gobiernos que en banderas para exacerbar ánimos.
La advertencia es válida este día, más cuando tiene nombre y apellido en América Latina.
¿Cómo interpretar que el consorcio mediático brasileño encabece el llamado “golpe suave” o golpe parlamentario con el que quieren derrotar a la presidenta Dilma Rousseff, elegida democráticamente y quien con sus planes sociales ha sacado de la pobreza a millones de brasileños, a la vez que ha dado servicios de salud gratis a toda la población y disminuido drásticamente la cifra de desempleados?
¿Qué se dice de la libertad de prensa brasileña; o de la venezolana donde el poder mediático azuza guarimbas que provocan la muerte de decenas de civiles, a la vez que se pone al lado del poderío económico que compra votos y financia grupos opositores de la peor calaña?
¿Quiénes, si no los grandes medios, se han opuesto a la Revolución ciudadana que encabeza Rafael Correa en Ecuador?
Son solo algunos ejemplos actuales de la labor de esa llamada gran prensa que ha hecho suya la cacareada libertad, la misma que, cuando se trata de medios al servicio del pueblo, sean independientes o de partidos, sindicatos, organizaciones sociales y otros, son tildados de contrarios a esas dos socorridas palabras.
Para la UNESCO, el Día de la Libertad de Prensa en este año 2016 se basará en tres perspectivas: la libertad de información como libertad fundamental y como derecho humano; la protección de la libertad de prensa frente a la censura y el exceso de vigilancia; y
la garantía de la seguridad del periodismo en Internet y fuera de ella.
Lástima que no aparezca ni una mención siquiera para rechazar el libertinaje mediático ejercido por los monopolios informativos. Ni una advertencia para que no se usen los medios en función de llamar a la desestabilización y las guerras y derrocar gobiernos progresistas democráticamente electos.
Loable, sin embargo, que esta vez la efemérides también priorice la labor de la prensa en la tarea de cada país para alcanzar los Objetivos del Desarrollo Sostenible.
América Latina conoce muy bien la manipulación a que ha sido sometida la llamada libertad de prensa. En época de dictaduras en los países del Cono Sur, sumaron cientos los periodistas asesinados y cifras similares de los que tuvieron que abandonar sus países de origen y viajar a un traumatizante exilio que le dio cobija durante años.
Es la región latinoamericana la que reporta mayores asesinatos de periodistas, incluso en la actualidad; con casos muy connotados en países como México, Honduras y otros, donde los profesionales de la prensa han sido víctimas de bandas armadas y de sicarios al servicio del poderío económico.
Para el presente año, el Día de la Libertad de Prensa abre muchas interrogantes en cuanto a cómo los medios se incorporan y aportan al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible planteados por la ONU.
En tal sentido se lanzan interrogantes –muchas de ellas lejos de ser respondidas en una gran cantidad de países–.
¿Cuál es la manera más eficaz de apoyar a los Estados para que adopten y apliquen garantías de índole constitucional o política para el acceso público a la información con perspectiva de género?
En los países donde existen medidas jurídicas sobre la libertad de información ¿cómo mejorar el acceso y la facilidad de uso, en particular mediante las tecnologías de la información y la comunicación y el fortalecimiento del periodismo de datos?
Por último se plantea que cuando entidades privadas disponen de información relevante de interés público, ¿cómo se puede acceder a ella? ¿Cuáles son sus políticas de apertura de la información? ¿Cómo puede ser más transparente el sector privado en general?
Para concluir este comentario acudiré a opiniones vertidas en un seminario sobre libertad de prensa realizado en Alemania, y que luego la cadena Deutsche Welle llevara a su blog. Uno de los participantes con sus opiniones dijo:
“Como en la civilizada Europa se creen con derecho de ‘analizar’ la libertad de expresión en América Latina a cada minuto, y muy particularmente en Venezuela, pues yo, venezolano, creo que la libertad de expresión en Europa, particularmente en España, es una fantasía”.
Por todos estos elementos, y por más, vale la pena que el Día de la Libertad de Prensa sea un buen momento para la advertencia, y no para asfixiarnos en el éter contaminado de la manipulación y la mentira de quienes se creen con el derecho a quitar y poner gobiernos y convocar a guerras.
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