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Un reconocimiento bien ganado

20 de mayo de 2014

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La noticia de que Cuba preside la actual Asamblea Mundial de la Salud en la sede de Naciones Unidas en Ginebra, es la evidencia palpable de un honor bien ganado y reconocido por todo el mundo.
Llegar hasta aquí ha requerido de la más inteligente y completa política social diseñada desde su nacimiento por el líder histórico de la Revolución, el Comandante en Jefe Fidel Castro.
Un ejemplo distingue a nuestro país en el campo de la salud. En el año 2013 la mortalidad infantil fue de 4,2 por mil nacidos vivos, la más baja de su historia y entre las más bajas de todo el mundo.
Tal resultado permite medir de forma sintética la calidad con que nuestra nación atiende y protege a sus niños.
Es de destacar que de los 168 municipios con que cuenta el país, en 22 de ellos no se produjo una sola muerte infantil.
Este indicador sitúa a Cuba con las cifras más positivas, seguido de Canadá (5), Estados Unidos (6), Chile (8) y Costa Rica (9).
Otro resultado meritorio es el de la disminución de la mortalidad materna que alcanzó el pasado año un 20,7 por cada 100 000 nacimientos, la más baja de la historia.
Pero no solo son estos indicadores los que acreditan a nuestro país como de los más avanzados en materia de atención a la salud de su población.
Un sistema nacional que llega a los más apartados rincones, con médicos, enfermeras y técnicos altamente calificados, con servicios y atenciones totalmente gratuitos, convierte la experiencia cubana en modelo de referencia para los países del Tercer Mundo e, incluso, un ejemplo reconocido por naciones del Primer Mundo, donde predomina la medicina privada.
Fue Cuba de los primeros estados en cumplir con los Objetivos de Desarrollo del Milenio trazados por las Naciones Unidas, en el contexto de la baja mortalidad infantil y materna en el país.
Unido a esto, también ya alcanzó el Objetivo del Milenio número 1, referido a la erradicación de la pobreza extrema y el hambre; el número 2: respecto al logro de la enseñanza primaria universal, y el número 4: reducir la mortalidad en niños menores de cinco años.
Otros logros en el contexto social es el de ser un país con alto índice de desarrollo humano, donde ocupa el lugar 51 entre 187 naciones; y en el Índice de Desarrollo Humano no económico ocupa el lugar 17 a nivel mundial, siendo el país en desarrollo con mejores resultados.
Además de garantizar el acceso universal y gratuito de toda su población a las instalaciones de salud, cuenta con un Programa de Vacunación que garantiza una de las más amplias coberturas de inmunización del mundo, previniendo 13 enfermedades.
El modelo cubano en el sector de la salud está directamente relacionado con la concepción del país sobre su sistema social y sus compromisos solidarios con la comunidad internacional.
Un ejemplo reciente, de referencia mundial, fue el Estudio Genético y Psicosocial a las personas con discapacidad, llevado adelante por especialistas de la Isla en países como Bolivia, Ecuador, Nicaragua, San Vicente y las Granadinas y Venezuela, cuyo objetivo básico es la integración sin discriminación de esas personas a sus sociedades.
De igual forma, nuestro país ha continuado llevando la Operación Milagro a decenas de naciones donde ya suman millones los pacientes a los que se les ha devuelto la visión o mejorado su calidad de vida.
Las Misiones médicas cubanas son preciados recursos en cada país donde trabajan llevando vida y esperanza a las poblaciones, fundamentalmente a las más pobres.
Mientras, en la Isla se han formado más de 10 000 médicos de 58 países y otros tantos cursan sus estudios en universidades cubanas.
Estos ejemplos constituyen solo un botón de muestra de lo que ha hecho y sigue haciendo una nación pobre, bloqueada por más de 50 años y a la que Estados Unidos no le permite ni siquiera comprar un medicamento que pueda salvar la vida de niños cubanos afectados por cáncer u otras enfermedades.
Por tanto, presidir la Asamblea Mundial de la Salud, es un reconocimiento internacional bien ganado y del que nos sentimos orgullosos y comprometidos.

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