Un pobre con apellido Rico…
31 de agosto de 2018
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Todavía las imágenes del presidente de Estados Unidos lanzando rollos de papel sanitario a los puertorriqueños afectados por el huracán María el pasado año, dan la vuelta, no solo por el mundo mediático, sino en las cabezas de los más de tres millones de habitantes de esa Isla que fueran humillados de esa forma.
Por estos días, cuando se cumple un año del azote furioso de la naturaleza sobre Puerto Rico, e inicialmente se reportaron solo 64 personas fallecidas a causa de la tormenta, ahora resulta que la cifra llega a 2 975 muertos, y pérdidas multimillonarias por una infraestructura casi totalmente destruida.
No obstante, la polémica respecto al número de pérdidas humanas aun se mantiene, por cuanto, un estudio de la universidad estadounidense de Harvard señala que son 4 645.
Agréguese que Estados Unidos, el país más rico del mundo, ha necesitado un año para devolver la luz eléctrica a la población puertorriqueña. Además, hay muchas construcciones aún sin reparar o levantar nuevas y no son pocos los que continúan viviendo albergados y otros han tenido que abandonar la Isla ante el desamparo total.
El estado libre asociado de EE.UU., que ha tenido serios problemas para reparar su infraestructura y red eléctrica tras la tormenta, pide al Congreso 139 000 millones de dólares para trabajos de recuperación, señala un cable de la BBC Mundo.
La referida agencia inquirió sobre el motivo por el cual el gobierno fue incapaz de reconocer el número real de muertes, a lo que el gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló respondió: “No soy perfecto. Cometo errores”.
Este señor señaló además que los médicos “carecían de conocimiento” sobre cómo certificar adecuadamente las muertes causadas por los desastres naturales.
“La responsabilidad de atribuir la causa de los fallecimientos recayó en los médicos”, dijo Rosselló al periódico de mayor difusión en la isla.”Pero, desafortunadamente, no hubo un proceso formal para prepararlos para este tipo de devastación”, señala la citada publicación.
El presidente Donald Trump, que en octubre del pasado año visitó la “Isla-Estado Asociado”, que durante mucho tiempo se pretendió exhibir como una vitrina del sistema capitalista, no ha regresado por la zona ni ha reconocido la demora en dar respuesta a la devastadora acción de la naturaleza que tanto daño ha hecho a sus conciudadanos.
Tampoco se ha dado —ni los medios han reflejado— alguna noticia que explique cómo es posible que Puerto Rico, su sistema de salud, su defensa civil y sus estructuras locales y federales, no estén preparadas para responder adecuadamente a situaciones como ésta, si se tiene en cuenta que la temporada de huracanes en el Caribe comienza oficialmente el 1 de junio y se prolonga hasta el 30 de noviembre todos los años.
Hoy se sabe que fueron muchas las personas que murieron a consecuencia de la falta de atención médica, de electricidad o de agua potable.
Se conoce, además, que las personas que viven en la mayor pobreza tenían un 45% más de posibilidades de perder la vida a consecuencia del huracán María, calificado como el tercer ciclón económicamente más costoso del país desde 1900.
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