Un nuevo pretexto
13 de mayo de 2021
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Proyecto que tuvo su origen hace ocho años, ha vuelto a renacer la promoción de lo que afirman los medos globalizados es una nueva versión las semillas GMO, que la propaganda afirma son resistentes al estrés del medio ambiente, como la sequía y los cambios de temperaturas, independientemente de su alta productividad,
Según la campaña publicitara de los gigantes bioquímicos Monsanto, Bayer, BASF, DuPont, Syngenta, Dow, Mendel, Ceres y Exogene, solamente esta tecnología es capaz de neutralizar los efectos del calentamiento global y el hambre en un futuro no tan lejano.
En realidad, es un nuevo pretexto para aumentar el poder corporativo sobre la alimentación, controlar los precios, terminar con la investigación independiente y acabar con la tradición milenaria de los agricultores de intercambiar las semillas.
Monsanto y la BASF se han aliado con el hoy matrimonio en divorcio de Bill y Melinda Gates para promover una mejorada” revolución verde”.
Lo curioso es que el multimillonario, presentado como un generoso filántropo, compro 23 000 acciones de la Monsanto por 23 millones de dólares, y esa alianza tiene su laboratorio en África
Los africanos deberían haber estudiado los resultados de las “revoluciones verdes” que promovió la Fundación Rockefeller en América Latina entre 1960 y 1970, pero el proceso ya ha estado en marcha en Kenia, Tanzania, Uganda y Sudáfrica.
América Latina también ha estado en la mira de la Monsanto desde 1990. El modelo de la agroindustria con ese tipo de semillas, ya se había impuesto en el Mercosur y Bolivia para la producción de soja, maíz y algodón transgénicos.
Actualmente casi el 60% de la tierra cultivable en la provincia de Buenos Arres está cultivado con este tipo de semillas y regado con glisofosfato desde hace 18 años.
En Paraguay, después del golpe de Estado del 2012, que depuso al presidente constitucional Fernando Lugo, la Monsanto junto con Carril encontraron un paraíso para sus semillas transgénicas.
A las transnacionales y a muchos gobiernos de turno no les interesa el futuro. Por eso acatan las leyes como la Ley de Protección de Monsanto en Estados Unidos, que protege a la transicional de todos los juicios relacionados con las semillas transgénicas.
Ucrania, con las tierras más fértiles de Europa, no le hace falta este tipo de semillas, perro ha seguido el mismo camino.
Queda en la historia aquel logro del entonces presidente Ollanta Humala de lograr una moratoria para impedir el cultivo y la importación de transgénicos en Perú, con el fin de proteger la biodiversidad, la agricultura nacional y la salud pública.
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