Un castigo a los sumisos
2 de marzo de 2021
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Europa, aun sin levantarse por lo que ha significado para ella la salida de Gran Bretaña de la Unión, sigue empeñada en la sumisión a los intereses de Estados Unidos, aún cuando ese comportamiento conlleve pérdidas de soberanía y de beneficios económicos a sus pueblos.
Pensé que su actuar en años recientes estaba condicionado por la estancia en la Casa Blanca de un Donald Trump, irracional e incompetente, que puso al mundo a la deriva y quebró toda posible acción para fortalecer la unión entre países y la defensa de sus derechos.
Pero, como dice la canción del también europeo Julio Iglesias, «la vida sigue igual» aunque la silla presidencial en Estados Unidos esté ocupada por otra persona, de otro partido y —según ha dicho en su campaña electoral—con otras maneras más realistas de ver al mundo.
Esta primera semana de marzo una de las noticias más sobresalientes llegadas desde la inestable Europa, es la de que su entidad UE, se ha sumado a Washington, en la política de aplicar nuevas sanciones contra Rusia.
En este caso, la nueva administración estadounidense, siguiendo la retórica de su antecesor Donald Trump, ha dictado nuevas penalidades contra Rusia, en específico contra el proyecto de gasoducto Nord Stream 2, gigantesca obra que beneficiaría a las naciones del Viejo Continente, con el suministro de gas ruso, más seguro, cercano y barato, que la propuesta de Estados Unidos de brindar su gas salido del esquisto, y que por su proceso de extracción y su lejanía con los países europeos, sale mucho más caro y es menos seguro que el de la vecina Federación Rusa.
Por su parte, Alemania emitió un comunicado en el que refuta las sanciones de EE.UU contra el proyecto de gasoducto Nord Stream 2.
«El Gobierno federal rechaza estas sanciones por considerarlas una injerencia en la soberanía europea», dice la nota divulgada por el sitio Sputnik.
En el comunicado se enfatiza en la importancia de «la finalización del Nord Stream 2, un proyecto en el que participan más de 100 empresas europeas, que cumple con la legislación europea vigente y que puede contribuir a satisfacer la demanda de gas en Europa Occidental y Oriental».
El pasado 23 de febrero, Estados Unidos impuso sanciones contra el buque ruso de colocación de tuberías Fortuna y su propietario KVT-RUS con el objetivo de evitar la finalización de la ruta de exportación de gas Nord Stream 2.
La megaobra está ejecutada por empresas de Rusia, Alemania, Austria, Francia y Países Bajos.
De los 2.460 kilómetros que miden los dos ramales del proyecto, faltan por construir unos 150. Por el gasoducto se trasegarán 55 000 millones de metros cúbicos de gas anuales.
En una franca acción política de Estados Unidos, lo acompañan gobiernos que se caracterizan por su posición anti rusa y su subordinación a Washington, como son Polonia, Letonia, Lituania y Ucrania, en todos los casos vinculados con los planes bélicos de la OTAN y que prestan sus territorios para que militares y medios de guerra de Estados Unidos, se asienten en ellos, y de esa forma acercar la chispa de la guerra a la frontera con Rusia.
Pero lo real es que detener la construcción del gasoducto por indicaciones de Estados Unidos, es una sanción para Europa y su población que resultará afectada. Gobiernos sumisos también son presa de la política hostil de Washington.
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