Trump y el 4 de julio
4 de julio de 2019
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Que se celebre una fecha patria, plausible. Que por ese motivo haya desfile de medios militares, puede ser. Pero que un excéntrico personaje, devenido en presidente de la potencia más grande del mundo se arrogue el derecho de convertir el 4 de julio, Día de la Independencia de Estados Unidos, en un espectáculo unipersonal, falto de contenido real, es más propicio para una función de circo que para una efemérides que debe ser la más importante para cualquier nación.
Con esa obsesión de ser centro en los grandes medios, de que hablen de él, —mal o bien, pero que hablen—, el mandatario ha preparado para este día su propio show.
«Nuestra celebración del 4 de julio en el Monumento a Lincoln será realmente grande. ¡Será el espectáculo de una era!», tuiteó Trump, este miércoles.
El Boeing 747 utilizado como avión presidencial Air Force One sobrevolará el lugar, al igual que potentes aeronaves de combate, entre ellos los F-35 y aparatos del escuadrón Blue Angels de la Marina.
Diversos despachos noticiosos de la agencia AFP, la televisora CNN, entre otros, dan cuenta, además, de la presencia de tanques y vehículos de combate, que estarán estacionados en los alrededores.
Pero el foco de atención, en todo caso, «no estará en las armas ni en los fuegos artificiales: será Trump» aseguran esos medios de prensa.
Al anunciar los actos, el mandatario estadounidense, con su característico ego, tuiteó: «Su presidente favorito, ¡yo!».
Para nadie puede ser un secreto que lo que pretende es convertir la fecha de la independencia de los Estados Unidos, en una especie de mitin electoral, con los ojos puestos en los comicios presidenciales del 2020.
El aspirante demócrata a la candidatura presidencial, Julian Castro, criticó el «malgasto de dinero». Dijo que «En lugar de abordar algo como la falta de vivienda de veteranos, (Trump) lo está gastando en aumentar su ego con un desfile que es fundamentalmente sobre él».
De esta forma llega Estados Unidos al día de su independencia, ahora convertido en el «el día de Trump», donde su yo y su ego se ponen por encima de la importante recordación histórica.
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