Trump o el mito del mártir político
1 de noviembre de 2021
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Mientras suceden cuestiones más importantes en el mundo, el barraje sensacionalista de los medios norteamericanos se concentran en las actividades judiciales sobre los acontecimientos que rodearon y están inscritos en el asalto al Capitolio de Washington del 6 de enero último con el fin de impedir la juramentación del presidente Joe Biden.
Por supuesto que el nombre de Donald Trump está implícito en todo esto, en el que elementos más hacia la derecha tratan de presentarlo como algo irracional, espontáneo y que no tiene nada que ver con el expresidente, independientemente de algunos que otros juicios del susodicho respecto a lo que califica de robo electoral a favor de Biden.
Realmente, y aunque parezca un sinsentido, las encuestas hoy favorecen a que el candidato presidencial republicano en las próximas elecciones sea Donald Trump.
Y es que Trump, al negar el resultado electoral y la acción de tomar las cámaras legislativas, busca crear un mito que lo convierta en un mártir político que haga despertar a una gran masa de ciudadanos. El objetivo es hacer ver que no habría perdido las elecciones, sino que le fueron robadas, por lo que él mismo o un legado suyo, podría presentarse a las primarias del 2024.
Además, se trata de demostrar que el poder del Estado y las fuerzas del orden no son nada ante una muchedumbre armada.
NADA DE ESPONTÁNEO
La masa que asaltó el Capitolio en Washington no fue espontánea. A lo largo de EE.UU. otros grupos similares rodearon y entraron en capitolios estaduales de estados como Georgia, Kansas, Michigan, California, Texas u Oklahoma. También entraron en varios edificios públicos, como la casa del gobernador de Georgia.
Los asaltantes al Congreso de EE.UU., primero asistieron al mitin de Trump junto al obelisco del monumento a Washington, para luego dirigirse al Capitolio (a unos dos kilómetros de distancia). En ese momento, el Congreso procedía con el trámite de validar el resultado del colegio electoral que designaba a Joe Biden como presidente electo.
Subrayamos: el asalto al Congreso trataba de paralizar ese proceso, y para simbolizar el respaldo a dicho asalto otros muchos grupos se concentraron frente a los capitolios de los estados y asaltaron edificios públicos.
Los sectores radicales de derecha que simpatizan con Trump, durante muchos años, han utilizado la violencia y asaltos armados, con el fin de exponer la iniquidad del gobierno federal y las administraciones públicas, acusándolos de destruir las libertades de los individuos y la familia, así como de favorecer el libertinaje, el feminismo radical y la ideología de género o transexualismo.
Esos sectores de la población americana vieron los acontecimientos de Waco como una demostración de cómo los federales y el gobierno trata de matar a mujeres y niños para aplastar la disidencia y seguir manteniendo oculta la verdad de un plan globalista y antiblanco (aunque hay una gran cantidad de simpatizantes de Trump no blancos).
HECHOS SIMILARES
Ejemplos de actos que buscan crear mitos insurreccionales los encontramos en la Rebelión de los Bundy, el Asedio de Ruby Ridge, etc. En general, grupos armados toman una propiedad y se niegan a obedecer leyes que consideran injustas, atrayendo la atención de la prensa de forma masiva.
Estos actos armados no buscan una acción táctica concreta de tomar el poder, sino que ante todo buscan la publicidad por el escándalo, o como dirían ciertos grupos terroristas anarquistas: la propaganda por el hecho y la acción directa. Las masas contemplarían los hechos y muchos sectores de la población simpatizarían con la causa.
Lo que intentaron los grupos radicales simpatizantes de Trump, fue un intento de putsch (no un golpe) para crear un mito nacional de robo de las elecciones.
No pueden reducirse a esos grupos extremistas y sus simpatizantes, con personas confundidas por las redes sociales. Tienen ideologías políticas que no son producto de ninguna confusión.
La movilizaciones y actos como los de los Bundy, los Proud Boys, la Milicia de Michigan, etc, tienen raíces con la rica filosofía liberal y libertaria que creó a Estados Unidos. Pensadores clásicos como Locke, Jefferson o el mismísimo James Madison (el creador de la Constitución), en el que la protección del individuo y restringir el estado a un gobierno mínimo, era su principal leitmotiv.
Exponiendo la violencia federal intentan demostrar como, según ellos, el individuo ha sido aplastado por el estatismo y el gobierno federal. De ahí la insistencia de estos grupos por portar armas y reivindicar la Segunda Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, obsoleta y malinterpretada a beneficio de los mercaderes de la muerte.
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