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Triunfo popular en Panamá

5 de diciembre de 2023

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A reservas de los nuevos acontecimientos que al respecto puedan ocurrir en el futuro y de sus próximas derivaciones y consecuencias, es indudable que la decisión de la Corte Suprema panameña declarando la inconstitucionalidad del contrato suscrito por el Estado con una entidad minera canadiense para la explotación de una prometedora mina de cobre que -según estudios- sería la mayor de la cual se tienen noticias en estos momentos en Latinoamérica, constituye un resonante y extraordinario triunfo popular en el país del Istmo.

Es oportuno recordar, para los que no lo conozcan o no lo tengan en la memoria, que siendo Panamá un país de relativamente poca población y territorio, a partir de su peculiar creación como “nación independiente” en 1903 -cercenando una parte del territorio colombiano- ha sido escenario de grandes movilizaciones de su pueblo trabajador y de sus estudiantes, henchidos desde entonces de un sentimiento patrio y una nacionalidad rápidamente forjada, posiblemente a causa de las mismas condiciones que acompañaron a su nacimiento bajo el yugo imperial.

No olvidemos que Panamá nació dividida no solo por el canal interoceánico que le otorgó importancia universal, sino que el canal fue escoltado por la ominosa “zona del canal”, un pedazo de territorio norteamericano impuesto a la naciente soberanía como un puñal clavado en el mismo centro del país, consagrando así su condición de neocolonia.

Puede afirmarse que desde aquellos oscuros días el pueblo panameño ha permanecido movilizado, con mayor o menor vigor, en favor de su verdadera y legítima independencia y sus demandas sociales de diverso tipo, siempre con un sentido nacional.

Mientras iba consolidándose como centro financiero para el manejo de los intereses del capitalismo dominante en América Latina y el Caribe, una clase obrera incipiente y un estudiantado y magisterio combativos iban surgiendo, organizándose y acumulando experiencias de lucha, junto a un sector militar patriótico.

En ese sentido, los sucesos de 1964 marcaron un antes y un después y sus mártires se convirtieron en ejemplos y en banderas que no han podido ser aplastadas ni arriadas, La criminal invasión militar yanqui de diciembre de 1989 fue la culminación sangrienta de la dominación imperial, que ni siquiera los tratados Torrijos-Carter lograron amortiguar, El asesinato de Omar Torrijos permanece aún en el misterio, sin un esclarecimiento suficiente acerca de sus inspiradores y autores.

Por todas estas razones, digamos que el triunfo popular panameño -al margen de lo que pueda suceder en adelante- trasciende sus propias fronteras y muestra que allí permanece y crece un núcleo combativo donde convergen variados sectores sociales que, en este caso, fueron encabezados por los trabajadores de la construcción, devenidos vanguardia de ese movimiento reivindicativo de la soberanía, los valores y los legítimos intereses nacionales.

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