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“Todos contra uno, uno contra todos”

27 de marzo de 2017

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Tal parece que la derecha y la ultraderecha continentales han hecho suyo el viejo lema de los tres mosqueteros y hoy se agrupan apresuradamente con sus recursos millonarios de todo tipo –o sea, lícitos e ilícitos– encabezados por el gobierno que esté de turno en Washington, concentrando fuerzas en los procesos electorales latinoamericanos y caribeños donde estén en juego la continuidad y el desarrollo de procesos de transformación y cambios económicos y sociales de signo progresista, ajenos al designio imperial de Estados Unidos.

En la memoria histórica latinoamericana se recuerdan, no obstante, situaciones más o menos semejantes en décadas pasadas, cunado esos mismos factores reaccionarios locales en colusión con el imperialismo conspiraron febrilmente contra la Guatemala de Jacobo Arbenz, la Argentina de Perón y el Chile de Allende hasta lograr su derrocamiento.

Las olas de represión sangrienta, de medidas antipopulares y entrega de la soberanía nacional que sobrevinieron como consecuencia de la imposición oligárquica en cada uno de esos casos –por citar solo tres– están aun frescos en nuestras mentes y todavía se paga el precio del doloroso pasado con su estela de héroes y mártires.

No siempre, por supuesto, esas fuerzas negativas y representativas de la explotación, el saqueo y el crimen logran salir airosas, y la Revolución Cubana es un buen ejemplo de ello, siempre que se enfrenten con inteligencia y valor, firmeza y sabiduría, combinando decisión y audacia.

Volviendo a la actualidad, observamos cómo en el actual proceso electoral de Ecuador se evidencia la conjunción de factores externos, ajenos a la realidad nacional de ese país pero interesados en interrumpir y si fuera posible sepultar el proceso de la Revolución Ciudadana, puesto en práctica por el presidente Rafael Correa y el Movimiento Alianza País.

Allí se concentran en estos momentos los esfuerzos de distinta naturaleza por parte de la derecha latinoamericana y su patrocinador imperialista, lo cual incluye desde sobornos, amenazas y hasta una feroz campaña de desinformación mediática que intenta cantar fraude desde ahora, para poder justificar la violencia y los pedidos de intervención extranjera ante una posible derrota.

El esquema es muy similar al que han llevado a cabo en otras partes, siguiendo una hoja de ruta ya conocida que, por esa misma razón dista de sorprender a nadie pues sus mecanismos son recurrentes y repetitivos.

El agrupamiento contrarrevolucionario hemisférico, sin embargo, debe y puede ser enfrentado exitosamente tanto a nivel local dentro de cada país como a nivel de América Latina y el Caribe si prevalecen la unidad de acción y pensamiento junto a la más estrecha y activa solidaridad aplicadas a condiciones y peculiaridades concretas, con un propósito liberador común.

Más urgente que nunca es responder al “divide y vencerás” de los viejos imperios con el “unir para vencer” de los pueblos. No hay otro camino.

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