Tanques de la maldad
7 de mayo de 2017
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Una posibilidad seria para llevar la paz a Siria es la proposición rusa aprobada enla reunión de Astaná sobre la división de la nación en cuatro zonas, para eliminar las huestes terroristas y preparar el terreno para una paz duradera, sin la intervención de la aviación, respetando el área geográfica.
Turquía, por ejemplo, tendrá a su cargo coordinar a las fuerzas opositoras que no tienen nada que ver con el Estado Islámico y otras agrupaciones terroristas.
La encomienda tiene la aprobación delgobierno de Bashar al Assad, en tanto Estados Unidos, que no participó en la reunión, consulta con Rusia al respecto para evitar que haya choques entre sus fuerzas aéreas.
Realmente, EE.UU. no tiene quever nada en esta cuestión y hasta su aliado turco comprende que ha sido todo un estorbo en ese sentido.
No obstante, el Pentágono ha fortalecido su presencia militar a lo largo de la frontera turco-siria, donde hay miles de sus soldados, y cientos de tanques, en espera de cualquier decisión de los denominados thinks tanks o tanques pensantes del establishment militar-industrial que gobierna realmente en Estados Unidos.
Esos tanques pensantes han propiciado intervenciones militares norteamericanas en Afganistán, Iraq y Libia, entre otras, como gestó en el pasado el genocidio desatado por Augusto Pinochet en Chile, tras derrocar al legítimo gobierno de Salvador Allende.
En lo que respecta a Sira, un pequeño grupo de esos individuos habían recomendado acciones militares limitadas para evitar que la balanza se inclinara a favor de Al Assad, luego de seis años de la guerra incoada por las agencias de inteligencia de Occidente e Israel, y con ello tratar de frustrar la intervención de Rusia, solicitada por Damasco.
Una intervención necesaria
El inicio de la intervención militar rusa en Siria el 30 de septiembre del 2015 contra el Estado Islámico y el terrorismo mercenario y en defensa de la soberanía de Siria, inició un nuevo capítulo de la larga historia de la lucha de ese país por su soberanía y contra la criminal guerra desatada por el imperialismo y sus satélites.
La acción rusa ha respetado meticulosamente la soberanía de la nación árabe, a diferencia de los bombardeos de la coalición dirigida por EEUU, realizados sin consultar ni pedir permiso al gobierno de Damasco, pisoteando la soberanía siria y sobre una agenda que no responde a los intereses del país, sino a los del imperialismo, que son precisamente los de la destrucción de Siria.
Los rusos han repetido una y otra vez que no están para defender a Al Assad en el gobierno –aunque también lo defienden como mejor garantía de la soberanía siria y de la finalización de la guerra–, sino para asegurar esa soberanía de Siria, que decida por sí misma su futuro, sus instituciones y sus gobernantes sin interferencias de las potencias imperialistas que están financiando y patrocinando una guerra mercenaria contra el país, contra su gobierno y modelo de sociedad.
Y añaden que su presencia tiene que ver asimismo con la eliminación del Estado lslámico, cultivado a conciencia por el imperialismo, entre otras cosas para exportar terrorismo a las zonas musulmanas de países “enemigos” de EE.UU. y sus aliados, entre los que se encuentra la propia Rusia (Cáucaso, Crimea…) y otros ( Asia Central, China, Yemen, …) para desestabilizarlos.
Resultado positivo
La intervención militar rusa está siendo a todas luces enormemente positiva, en la medida en que está desarticulando y liquidando de forma importante las fuerzas e infraestructuras de diferentes grupos terroristas, permitiendo el avance en tierra de las tropas sirias apoyadas por aliados como Hezbollah. Conscientes de la incidencia del terrorismo en Iraq y Siria crearon un centro de coordinación en Bagdad entre ambas naciones, Irán, los kurdos y Rusia.
De la misma manera, la intervención rusa ha dejado en evidencia en muchos aspectos la farsa de la supuesta lucha de la coalición contra el Estado Islámico, que en casi dos años no solo no ha erradicado el terrorismo, sino que éste se ha extendido y fortalecido.
Ha mostrado que todo lo que se ha venido diciendo de los bombardeos en tierra de nadie, con aviso previo, con lanzamiento de armas, víveres, medicamentos y hasta instructores, era cierto. Y ha hecho ver que dicha coalición ha permitido el mantenimiento de todas las redes de aprovisionamiento de armas y de refuerzos mercenarios, así como de financiación, como la venta del petróleo robado en Siria e Iraq, en grandes cantidades, a través de tres rutas, bien demostradas, que iban por Turquía hacia Israel y luego a Europa y EEUU.
La contundencia de la intervención rusa, la capacidad de sus medios, la cobertura aérea de Siria y los sistemas de inhibidores electrónicos frente a radares y satélites, ha dejado en un principio un tanto desconcertado al imperialismo y sus aliados, y más cuanto que ha quedado muy al descubierto toda la trama mentirosa de la coalición.
Pero tras ese primer momento de desconcierto han tejido una nueva estrategia destinada a sabotear todos los esfuerzos rusos, que incluyó el ataque misilístico de naves de guerra norteamericanas desde el Mediterráneo contra una base aérea siria.
Ahora, con la reunión de Astaná se ofrece una nueva oportunidad para llevar la paz a Siria, por lo que hay que estar alerta ante las maldades que puedan gestar los tanques pensantes imperialistas para volver a frustrarla.
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