Swanee, ¿la excepción?
24 de diciembre de 2015
|La violencia y el consumo de drogas van aparejados, y en este lamentable acápite Estados Unidos lleva la voz cantante en el hemisferio, como principal consumidor de drogas protagonista y aprovechador del lavado de dinero al respecto.
No obstante, me cuentan mis amistades de Swanee que en esa pequeña localidad montañosa del estado norteamericano de Georgia no hay ni un caso de consumo de drogas, como anteriormente me habían asegurado que no hay violencia escolar, algo insólito en la nación que pone al mundo a correr cuando blasona de su pujanza económica como militar.
Conocemos como EE-.UU. echa la culpa a los demás por sus males, principalmente a las naciones latinoamericanas que tienen o tuvieron gobiernos que no les son afines. Así declararon que Venezuela era una amenaza para Estados Unidos y aprovecharon la campaña del hoy mandatario Mauricio Macri para criticar a Argentina acerca del narcotráfico y lavado de dinero, sin tener en cuenta que Washington tiene la principal responsabilidad por la situación que denunció.
O sea, es el principal consumidor de drogas y el principal responsable por el ser el máximo productor de “dinero negro” en el continente.
Pero, realmente, los índices negativos de EE.UU. son mayores de lo que a veces se publica, y así lo indica Naciones Unidas en un Informe, en el que asegura que esa nación encabeza la lista de países consumidores de drogas a nivel mundial.
Se destaca que los estadounidenses consumen anualmente entre 150 y 160 toneladas de cocaína, y que 90% de esa droga llega a Estados Unidos luego de pasar por México y otras naciones de Centroamérica.
Pero también junto con otros países del norte del continente, México y Canadá, siguió presentando niveles elevados de producción, fabricación, tráfico y consumo de drogas ilícitas.
Pero lo más revelador fue la información de BBC Mundo sobre la epidemia de recién nacidos Estados Unidos con dependencia a las drogas
Se afirma que cada 19 minutos nace un de esos bebés, 27 000 en total en el 2013, de madres que eran adictas durante los meses de la gestación.
Estos bebés nacen en lo que se conoce como Síndrome de Abstinencia Neonatal, por la ausencia de opiáceos naturales como la heroína, sintéticos como la metadona o analgésicos recetados por prescripción médica con los que se mezclan o tratan las adicciones.
Los bebés con abstinencia neonatal tiemblan incesantemente, lloran sin parar, presentan cuadros de diarrea severa, estornudos y llantos profundos y repetidos que contorsionan todo el resto de sus cuerpos.
Además, no comen porque rechazan la comida o porque se ahogan con ella; o lo hacen compulsivamente. Muchos de ellos llegan al mundo bajos de peso.
Y aunque los bebés expuestos a las drogas dentro del vientre materno no son un fenómeno nuevo, sí lo es la alarmante manera en que se expandido en el territorio estadounidense.
Una investigación publicada recientemente por la agencia de noticias Reuters indica que en el 2004, siete de cada 1 000 recién nacidos en ese país presentaban dependencia física de narcóticos; al final del 2013, la cifra aumentó a 27.
Efectivamente, los reportes de los hospitales a lo largo y ancho de EE.UU. indican que es un problema de salud pública nacional. En Kentucky, por ejemplo, la cifra de bebés recién nacidos con abstinencia pasó de 28 en 2000 a 1 409 en el 2014.
Ohio experimentó un incremento de más del 600% entre el 2004 y el 2011. Tennessee vio el problema multiplicarse por diez en el mismo periodo. En Florida, los casos se triplicaron entre el 2008 y el 2012.
Antes, esos bebés nacían generalmente en la grandes ciudades -Filadelfia, Washington, Miami-, pero ahora también en
pequeñas localidades, como Rapid City (Dakota del Sur), donde hay muchos. Y, pienso, ¿se salvará Swanee de esa epidemia?
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