¿Sucursal de Miami en Europa?
23 de septiembre de 2024
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En el argot comercial, una sucursal, es una entidad que forma parte de una empresa matriz, pero se encuentra físicamente separada de su sede principal.
Solo con algunas diferencias, en el argot político, llegan a instalarse sucursales hacia donde expandir maneras de desestabilizar gobiernos, acoger a autoexiliados implicados en planes contra sus pueblos, o simplemente anidar nuevos mercaderes de la injerencia y el terrorismo.
En el caso que nos ocupa, es muy difícil entender cómo es posible que se quiera convertir a algunos países europeos, en verdaderas sucursales de la «Casa matriz» de la contrarrevolución, instalada en Miami.
Un hecho inadmisible y deplorable es que en la última jornada, el Parlamento Europeo reconoció a Edmundo González como presidente de Venezuela y a María Corina Machado como líder de las fuerzas democráticas de la nación bolivariana.
En el Viejo Continente han recalado, lo mismo un trasnochado con ínfulas de presidente, no votado por el pueblo venezolano, como lo es Edmundo González, que quienes se apoderaron del dinero de empresas petroleras y otras en la nación bolivariana. Allí, sectores de la derecha y la ultraderecha locales, quieren convertirse en protectores de oligarcas, falsos artistas, corruptos exfuncionarios, entre otros.
En estos días de septiembre, en la España amiga y querida por cubanos y latinoamericanos todos, un hecho asombroso e indignante, impactó en el mundo mediático: «El Congreso español reconoció como presidente de Venezuela al opositor Edmundo González», en franca intromisión con lo decidido por el voto mayoritario de los venezolanos, que reeligieron a Nicolás Maduro al frente del país.
Se trata de personajes que para nada tienen que ver con esa mayoría de migrantes latinoamericanos, que han llegado a Europa, para construir proyectos de vida, de estudio y de trabajo, de amor y de esperanzas.
Ante tal hecho, el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, aclaró que su «gobierno no avala la victoria de Edmundo González, ni la de Nicolás Maduro», debido a que Caracas no ha publicado las actas que refuten o confirmen, la proclamada reelección de Maduro.
Cuba conoce muy bien y desde hace muchos años, lo que ha sido y es la casa matriz de la contrarrevolución fabricada en Miami. Allí se instalaron torturadores, terroristas y hasta quienes se autoproclamaban como «presidentes» de la Cuba que siempre se la imaginaron como una estrella más en la bandera estadounidense.
Es una gran pena, que tantas cosas buenas que nos unen a europeos y latinoamericanos, se vean mutiladas por contubernios políticos e injerencias de la peor especie.
Desde entonces, los gobiernos estadounidenses han apostado por el empleo de estos personajes, en el juego político de sus planes para acabar con la Revolución.
Quién no recuerda a Mas Canosa, a Posada Carriles y a otros tantos, alimentados por el dinero de las distintas administraciones estadounidenses, que se fueron formando la idea de que la Revolución no resistiría los embates de la CIA, la USAID, el Departamento de Estado y las medidas coercitivas del bloqueo que aún hoy se mantiene.
Todavía los hay, llamados «opositores» cubanos y venezolanos, que hasta se agencian de medios de comunicación o redes sociales, para llamar a la violencia y pedir la intervención estadounidense.
Concluyo parafraseando a un patriota europeo, periodista y luchador contra el fascismo, el checoslovaco, Julius Fucik, quien desde la cárcel donde era torturado por los fascistas alemanes, y poco tiempo antes de ser llevado a la horca escribió su último reportaje. En el caso que nos ocupa sería válida la advertencia de aquel colega, y decir «Europa estad alerta», ante quienes quieren convertirla en una sucursal de la Casa matriz de Miami, la del odio, la injerencia y los planes terroristas, donde deben prevalecer los puentes de amor, solidaridad y respeto.
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