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Sorprendente… y cotidiano

13 de agosto de 2016

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Era viernes 12 de agosto y un calor húmedo nos hacía sudar a quienes, en número superior a las cien personas, habíamos acudido a la Casa Simón Bolívar, en la Habana Vieja, a un acto por el 90 cumpleaños de Fidel, en el que se inauguró una bella exposición fotográfica que resume momentos de la gran amistad que identificó a ambos comandantes: Fidel y Chávez.
Una cancelación de un sello de correos alegórico a la fecha y la presentación del libro “Dios, Chávez y Fidel”, formaron parte del homenaje, al que, entre otros acudió el embajador venezolano Alí Rodríguez Araque y otros funcionarios cubanos y bolivarianos.
Concluida la actividad, en las afueras del recinto, un pequeño cartel, escrito a mano, llamó la atención de este periodista y acudí a su lectura.
Decía textualmente:

 

“Fidel, fidelísimo
Hemos pensado hacerte varios regalos que te gusten y te fueran útiles: Compramos sentimientos, sinceridad y cajas de amor, paz y esperanza.
Entre todos ellos seleccionamos el mejor:
Un gran corazón, para que guardes todos los regalos que te enviamos con mucho cariño y amor para ti.
Felicidades en tu 90 cumpleaños”.
CDR-FMC
Zona No. 14, Habana Vieja

 

Luego de leerlo y releerlo, llamé a quienes me acompañaban a compartir la inmensa emoción de saber que personas del pueblo, de ese pueblo al que siempre Fidel ha guiado y con quien ha estado identificado toda la vida, se convocaban para esperar, a las 12 de la noche del caluroso viernes 12 de agosto, el advenimiento de un año más del Comandante.
Es sorprendente y a la vez cotidiano que de las manos de cederistas, federadas y demás componentes sociales del pueblo, salgan frases como las allí aparecidas.
La explicación solo puede ser una: el amor por Fidel a quien se le regala un gran corazón donde pueda guardar todo lo que su pueblo siente por él.
Hoy sábado 13 de agosto, día cálido como el de ayer, cuando leo lo que ha escrito Fidel por su 90 cumpleaños, me percato una vez más de cuanta razón tienen los moradores de esa Habana Vieja que él ha ayudado a forjar con todo su esplendor de historia, patrimonio y cubanía.
Me vienen a la mente muchos otros momentos en los que este gigante de Cuba y de toda la Humanidad, ha recibido el cariño de los más pobres de la tierra, a esos que, en todo el mundo, hizo llegar el amor y la solidaridad cubana, ya fuese vestida de blanco como lo hacen decenas de miles de médicos y enfermeras, o con uniformes verde oliva como lo hicieron los combatientes cubanos que fueron a África y liberar a ese sufrido continente de la lacra del apartheid, oprobioso régimen de discriminación al que puede ser sometido un ser humano.
Fidel, no por cotidiano y sorprendente, este pequeño homenaje de los vecinos de la calle de los Mercaderes en la Habana Vieja, deja de contener el respeto y el amor que por usted siente todo nuestro pueblo.
Una vez más FELICIDADES Comandante.

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