Solo contra el mundo
29 de diciembre de 2016
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Como un “solo contra el mundo” o algo parecido bien pudiera calificarse el histérico pataleo del primer ministro del Estado sionista de Israel, Benjamín Netanyahu, tras la aprobación por parte del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas de la resolución que condena la ilegal construcción de asentamientos judíos en las tierras palestinas ocupadas tras la guerra de 1967, cuyos resultados sirvieron a Israel para ampliar sus dominios de conquista.
Independientemente de que el estado sionista desde su creación se ha caracterizado por desconocer cuantos acuerdos, resoluciones y otras normativas tanto de la Asamblea General de la ONU como de organizaciones internacionales de distinto carácter la han llamado a limitar sus acciones expansionistas y respetar el derecho internacional –incluida la posesión clandestina de armas nucleares– no cabe duda que esta insólita resolución del Consejo de Seguridad parece haberlos sorprendido.
La abstención de Estados Unidos, al no ejercer el veto en defensa de su socio israelí, propició la aprobación por unanimidad de la citada resolución y colocó a Netanyahu en el más absoluto aislamiento. Fue el mayor fracaso diplomático israelí en mucho tiempo y el airado “Bibí ” debe cargar con la cuenta.
De inmediato el vociferante premier culpó a su hasta ahora más fiel sostenedor, el gobierno de Estados Unidos y en particular al presidente Barack Obama, por haberlo abandonado y permitir que, en esta ocasión, fuera sometido al escarnio mundial del cual lo había librado en oportunidades anteriores. Evidentemente, Netanyahu es, entre otras cosas, un mal agradecido.
Hasta ahora –que se conozca– solo el presidente electo Donald Trump le ha mostrado apoyo, sirviéndose de la coyuntura para denostar a Obama una vez más y aprovechar para calificar a las Naciones Unidas como un inútil “club de conversadores” que nadaresuelve, con lo cual confirma opiniones ya vertidas durante la campaña electoral.
Siendo probable que la abstención de Estados Unidos haya sido filtrada anteriormente, no deja de llamar la atención que algunos gobiernos generalmente orientados por las posiciones estadunidenses también se incorporasen a la condena de Israel, convirtiendo el tema en una verdadera “goleada” en términos futbolísticos.
Lo cierto es que la reciente votación es solo comparable a cuando la Asamblea General admitió a Palestina como estado observador por 138 votos a favor, nueve en contra (entre ellos, Estados Unidos) y 41 abstenciones. Muchos de los que hoy votaron a favor han sido consecuentes con su posición de entonces, que al reconocer la soberanía palestina considera como ilegal la ocupación de tierras mediante la guerra de 1967, donde se levantan ya los asentamientos de más de medio millón de colonos.
Como es habitual, Netanyahu anunció que no acatará tampoco esta resolución de Naciones Unidas y que esperará al 20 de enero para restaurar los lazos con su socio y protector.
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