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Situación mundial insólita y sin antecedentes

22 de febrero de 2023

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Si bien cada época histórica de la humanidad ha estado acompañada por características, rasgos y particularidades que logran identificarlas y diferenciarlas así en mayor o menor medida de las que la antecedieron e incluso preconcebir en algo a las posteriores, no caben dudas de que la situación mundial que ha venido conformándose aceleradamente desde los comienzos del actual siglo XXI hasta hoy sobrepasa todos los pronósticos y cálculos anteriores de los científicos sociales, politólogos, académicos y hasta los adivinos aficionados.

Hemos llegado a una situación mundial de la más alta peligrosidad, donde se entrecruzan y confunden posiciones, conceptos e ideas que hacen difícil un pronóstico acertado de lo que ocurrirá en un futuro no lejano si la acumulación de conflictos de diversa índole y naturaleza sigue esparciéndose por las diversas regiones del mundo, en particular las de Europa y Asia-Pacífico, que amenazan con estallar en plazos no muy lejanos.

Paradójicamente, el cuadro actual viene acompañado de los más importantes y trascendentes descubrimientos y desarrollos en el orden científico-técnico -en particular en el campo de los armamentos y de las comunicaciones- a los que se une el auge del hambre, la miseria y las enfermedades en los vastos territorios del llamado Tercer Mundo, que retroceden cada día ante los males sociales y económicos que los aquejan y en los cuales habían podido siquiera avanzar en décadas atrás.

Las consecuencias, hasta ahora indetenibles, de la epidemia COVID-19 y su alcance mundial así como del cambio climático y los desastres naturales que origina, configuran un panorama verdaderamente trágico y complicado al que aún los analistas más calificados tratan de hallar explicación y solución.

Llegado a este punto, no son pocos los que suscriben y coinciden -más o menos- en la idea siguiente: Todos los imperios en el momento de fenecer o en el proceso final de su existencia emprenden acciones desesperadas para tratar de detener lo inevitable- el imperio hegemónico hasta hoy -ejercido por el imperialismo estadounidense de manera total a partir de la Segunda Guerra Mundial y dentro de los límites de lo que fue el sistema capitalista y su expresión neocolonial, una vez que la vieja Europa perdió sus colonias- está obsesionado ante el vertiginoso desarrollo de China y Rusia y el papel e influencia que estos dos países vienen ganando dentro de un evidente nuevo orden mundial, que ven conformarse poco a poco y se manifiesta en el activo multilateralismo que también caracteriza a la situación mundial.

La elección de Cuba como país presidente pro témpore del Grupo de los 77 más China, durante el año 2023, evidencia la realidad que en breves rasgos hemos apuntado en estas líneas. Sin embargo, ha de alertarnos también ante los peligros de la fiera imperial herida, que busca perpetuar su dominación a toda costa.

Todo indica que se aproximan momentos decisivos para la historia y será necesario estar bien dotados para tratar de interpretarlos y conducirlos adecuadamente, en beneficio de “los pobres de la tierra” y de la paz con justicia social que nos ha faltado.

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