Sin solución a la vista
17 de julio de 2017
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Cerca de cinco años lleva la crisis política, económica y social que destruye a la República Centroafricana, que en estos días vuelve a tomar fuerza sin que se vislumbre la posibilidad de que llegue la paz entre los distintos grupos religiosos, principalmente cristianos y musulmanes.
La gravedad de la situación se puede resumir así:
Continuó el conflicto entre grupos armados y milicias –y en su seno–, así como entre las fuerzas internacionales de mantenimiento de la paz y estos grupos. En ese contexto se cometieron abusos graves contra los derechos humanos, incluidos crímenes de derecho internacional.
Seguían impunes los sospechosos de abusos, en tanto más de 434 000 centroafricanos internamente desplazados vivían en duras condiciones, y al menos 2,3 millones de personas dependían de la asistencia humanitaria. Se siguieron recibiendo noticias de denuncias de abusos sexuales cometidos por las fuerzas internacionales de mantenimiento de la paz.
La enorme y poca habitada nación del oeste africano –4,6 millonesde personas de unos 80 grupos étnicosen 622 484 kilómetros cuadrados– posee cuantiosas riquezas naturales y un vacío de poder que hace que no nos detengamos en los mandatarios de turno, por su poca durabilidad y confiabilidad. El 80% de la población es cristiana.
La nación sigue siendo un polvorín, a pesar de la retirada momentánea de los rebeldes musulmanes seleka y los combatientescristianos antibalaka. El ejército regresó a los cuarteles, pero nada se ha resuelto, y todos aprovechanalgún frágil cese el fuego par hacerse de más poder de fuego.
La República Centroafricana tiene una larga historia de inestabilidad y frecuentes cambios en el poder desde que se independizó de Francia en 1960.
El país cayó en una crisis humanitaria desde que la coalición Seleka de Djotodia se levantó contra el gobierno en diciembre del 2012, y derrocó al cristiano Francois Bozize, pero tampoco se puso fin a la violencia.
También fue incapaz de mejorar las condiciones de vida de un país rico en orto, diamantes, uranio y madera. La República Centroafricana es uno de los países más pobres del mundo, con el lugar 180 entre los 194 que tiene en cuenta el índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas.
Como siempre, para “ayudar”, hay intervenciones y más intervención, y ya en la nación se encuentran 3 500 soldados de la Unión Africana y 1 600 soldados franceses, con cada vez mayor presencia en el denominado continente negro.
Las fuerzas nacionales están virtualmente en estado no operativo, pero no es ideal que esas tropas extranjeras actúen como tapa para tratar de contener a un país en ebullición.
Se cree que llegarán más soldados, financiados por la Unión Europea, todo lo cual, como se sabe, llevará a recoger dividendos en el plano económico.
Por lo pronto prosigue la inestabilidad. En Bangui, la capital, y otras localidades se suceden disparos y muertes de todos los bandos. Mientras, se acusa a las fuerzas extranjeras de coadyuvar al deterioro general, debido, como señalé antes, a continuadas violaciones sexuales.
Así las cosas, no se vislumbra una solución.
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