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Sin sacrificar a quienes más sufren

4 de octubre de 2018

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El próximo día 15 la Unión Europea aceptará o rechazará el presupuesto para el 2019 confeccionado por las dos disímiles fuerzas que integran el gobierno de Italia, pero que tienen puntos de vista afines para atender a los más necesitados y a los negocios que pueden sucumbir bajo la ferocidad de los monopolios.

Pero esto no importa nada a la UE, que ha amenazado con vetar el documento, porque eleva aún más el déficit del Estado de una nación donde sus habitantes están entre los más endeudados del mundo.

El ministro de Economía y Finanzas, Giovanni Tría, afirmó que el presupuesto pondrá énfasis en el crecimiento y no en la austeridad, pero sin poner en peligro la estabilidad financiera, y señaló que el objetivo del gobierno es eliminar la brecha existente entre el crecimiento económico de Italia y el resto de Europa.

“Para el primer año queremos reducirlo para después eliminarlo”, apuntó el titular, quien subrayó la necesidad de darle señales de confianza a los mercados, lo cual se propone hacer a través de un presupuesto equilibrado con una relación entre el déficit y el Producto Interno Bruto (PIB) que garantice la estabilidad financiera.

Según PL, Tria explicó cómo la relación entre la deuda pública y el PIB descendió de 131,4% en el 2016 a 131% en el 2017, y advirtió que “es necesario estar atentos, porque si uno pido demasiado, lo que gana lo pierde en el pago de los intereses”.

De todas maneras, esto no ha convencido a los principales elementos financieros de la UE, quienes advirtieron que Italia no se puede convertir en otra Grecia, y más cuando es la tercera economía de la entidad y la décima a nivel mundial.

No obstante, el viceprimer ministro de Italia y líder del izquierdista Movimiento 5 Estrellas (M5E), Luigi Di Maio, defendió la introducción del “salario de ciudadanía”, un ingreso para las franjas más pobres y para los jóvenes desempleados, una de las mayores promesas electorales de la formación antisistema.

Di Maio ya había mantenido este martes una larga reunión con los otros ministros del M5E, a quienes anunció con tono duro, y hasta con puño sobre la mesa, que el movimiento amenaza una crisis si la ley no incluye ese ingreso, aseguraron fuentes de prensa. “No es una amenaza, pero tengo que decir que el M5E votará un presupuesto que sea ambicioso”, afirmó este miércoles, lo cual ya se logró.

“Somos muy conscientes del equilibrio financiero y de la necesidad de mantener las cuentas públicas en orden, pero no podemos preocuparnos sólo de los números, hay que satisfacer primero las demandas de los ciudadanos”, explicó Di Maio.

En este sentido, también fue incluido en el presupuesto la petición de ayuda a las pequeñas y medianas empresas, promovida por la otra entidad gubernamental, la derechista Liga Norte.

Los países de la eurozona tienen que mantener el déficit presupuestario por debajo del 3% del PIB (el presupuesto propone 2,4%), reducir la deuda al 60% del PIB y mantener la sostenibilidad de sus finanzas públicas.

Pero en la rica y hermosa Italia, como en la inmensa mayoría de los países capitalistas, la desigualdad es enorme y cada vez más se abre la brecha entre ricos y pobres.

De los 60 millones de habitantes, 201 por kilómetro cuadrado, el 20% se encuentran en la línea de la pobreza, y casi cinco millones en la pobreza extrema.

El índice oficial habla de un 11% de desempleo, pero lo real es mucho más, independientemente de que el 22% de la población activa no tiene un salario fijo.

Ello hace que más de medio millón de italianos hayan viajado al exterior para buscar trabajo en los últimos años, y unos 60 000 extranjeros, principalmente rumanos y ucranianos, hayan regresado a sus países de origen.

Asimismo, 350 000 habitantes de las empobrecidas zonas meridionales se trasladaron a las ricas septentrionales, con el fin de lograr algún sustento.

Cierto, los anteriores gobierno no han sabido tratar esta situación y han provocado grandes desequilibrios financieros a la economía del país. Pero, como apunto el vicepremier Di Maio, las capas desfavorecidas, los más pobres, no deben seguir pagando el entuerto.

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