Sin perdonar la poca importancia
30 de agosto de 2021
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No recuerdo un gobernante al que no le importe nada de nada en lo referente a su pueblo, ni, aunque sea una pizca para mejorar su imagen ante, por ejemplo, n proceso electoral, como este malhadado presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, culpable de negligencia en el enfrentamiento a la COVID-19, por constante discriminación a mujeres, negros, homosexuales e indígenas; quema de la Amazonía –el Pulmón del planeta- y la expulsión de esa región de sus habitantes originarios.
Tan es así que hasta países con gobiernos nada enemigos como los de Alemania, Noruega y Suecia han suspendido las donaciones que aportaban cada año para evitar el deterioro de la Amazonía, a lo cual Bolsonaro espetó que no le importaba ese dinero y esa región era brasileña, aunque no dijo que se le otorgaba a latifundistas y dueños de empresas que explotan las tierras arrebatadas al indígena.
Desde que el mandatario de ultraderecha llegó al poder, los indígenas multiplicaron sus denuncias sobre invasiones a sus tierras y hechos de violencia. También cuestionan las omisiones del gobierno en la prevención y el cuidado de los pueblos originarios frente al coronavirus.
En este contexto ha tenido lugar la mayor movilización indígena en la historia de Brasil
Miles de indígenas marcharon por Brasilia hacia la Corte Suprema, que empezó a analizar un caso clave sobre los derechos a sus tierras ancestrales. Los organizadores afirman que se trata de la mayor movilización de esa etnia en la historia de Brasil, con 8 000 participantes de 170 etnias diferentes, acampando en la región central de la capital, sede de los tres poderes.
En concreto, la Corte brasileña debe resolver el fallo de un tribunal de apelaciones en relación a un territorio del estado de Santa Catarina reivindicado por los pueblos xokleng, guaraní y kaingang. La nueva legislación pretende adoptar el criterio de “marco temporal” para la demarcación de las tierras indígenas, reconociendo como tierras ancestrales solo aquellas que estaban ocupadas por ellos cuando se promulgó la Constitución de 1988.
PERSECUCIÓN SISTEMÁTICA
Los indígenas protestan contra lo que consideran una persecución sistemática por el gobierno ultraderechista de Bolsonaro desde que llegó al poder en el 2019. “Este gobierno está atacando a los pueblos indígenas”, dijo el cacique Syrata Pataxo, de los Pataxo, originarios de Bahia. “Toda la humanidad hoy clama por la protección de la Amazonía. Pero este gobierno quiere que la selva, el pulmón de nuestro planeta, sea reemplazada por soja y minería»”, agregó el líder de 32 años.
La Articulación de Pueblos Indígenas de Brasil, que organiza las protestas, considera que lo que está en manos del máximo tribunal es “el proceso más importante del siglo” para los 900 000 indígenas que viven actualmente en el país y cuyas reservas ocupan el 13% del territorio nacional.
El caso gira en torno al derecho de los indígenas a ocupar y preservar sus tierras ancestrales, que les fue asegurado en la Constitución brasileña de 1988. El lobby del agronegocio defiende que solo deben reconocerse como tierras indígenas aquellas que estaban ocupadas por ellos cuando se promulgó la Carta Magna.
Pero los defensores de los pueblos originarios sostienen que la Constitución no prevé ese “marco temporal” y que los indígenas fueron desplazados de sus territorios a lo largo de la historia, especialmente durante la dictadura militar (1964-1985).
“Todo Brasil es tierra indígena. Nunca salimos de esta tierra, siempre estuvimos aquí”, sostuvo Tai Kariri, líder de 28 años del pueblo con su mismo nombre del estado de Paraiba. La decisión, subrayo, es sobre una reserva en el estado sureño de Santa Catarina, pero tendrá repercusión general y podrá afectar otras numerosas tierras en disputa.
“Si el Supremo Tribunal acepta el marco temporal, podrá legitimar la violencia contra los pueblos indígenas y estimular conflictos en la selva amazónica y otras regiones”, dijo en un comunicado Francisco Cali Tzay, relator especial de la ONU para los derechos de los pueblos indígenas. El tribunal “tendrá sangre indígena en sus manos”, si apoya esa tesis, sostuvo la líder indígena Alexandra Munduruku.
A su vez, Bolsonaro advirtió que, si la Corte rechaza el argumento del marco temporal, podría desatarse un “caos”. Lejos de mostrarse atento a las necesidades de los pueblos originarios, sin importarle nada al respecto, el fascistoide promueve una ley para legalizar la minería y el agronegocio dentro de las tierras indígenas.
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