Sin garantías
27 de abril de 2020
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El afán de lucro, la imposición de un neoliberalismo a ultranza y mantener una agenda plenamente de derecha han hecho del presidente Lenín Moreno uno de los favoritos del Imperio, pero que en estos tiempos de la epidemia del coronavirus Covid-19 adquiere carácter alarmante, cuando se demuestra la inoperancia de un sistema de salud desmantelado y alejado de las pretensiones altruistas y humanitarias de la traicionada y abandonada Revolución Ciudadana.
Tal abandono ha convertidoa la nación suramericana en uno de los países latinoamericanos más afectados por la pandemia, solo superado por Brasil, y con el agravante de no garantizar a los pobres sus derechos a la salud y la alimentación.
Conocido es que, ante el colapso de los servicios sanitarios y funerarios, la alcaldía de Guayaquil utilizó féretros de cartón, muchos de los fallecidos estuvieron varios das sin ser sepultados y entre los muertos se encontraban 80 médicos.
Pero más atento a los precios del petróleo que en ayudar a mitigar el azote de la epidemia, Moreno golpeó las arcas públicas con el pago de la deuda a los acreedores del Estado, con lo cual priorizaba los recursos a favor de los mercados internacionales, sin cortar la espada de Damocles queconstituye el préstamo del Fondo Monetario Internacional.
Desde esa mirada, quizás sin esperanza, pero sí real, el acompañamiento de las estructuras básicas del sistema organizativo estatal y político se vuelve inoperante hacia los asuntos sociales, e inaugura una recapitulación de elementos simbólicos acerca de la llamada democracia, donde los movimientos y partidos políticos, se alimenten de larepresentativa, que no participativa, amañando generalmente los resultados para obtener el poder. Así, no se puede pensar en la siempre necesaria solidaridad, ni en ayuda humanitaria.
Como expresan algunos ecuatorianos, la impavidez social, lastimosamente, es la que acaba con los principios de solidaridad y reciprocidad, y, por tanto, ahí no cabe la responsabilidad social, convirtiéndose los derechos fundamentales en un arado de minas, porque el más vivo sigue viviendo del tonto y el tonto de su trabajo, y cuando no hay trabajo, no hay dinero, porque todas las cosas se resuelven con dinero en un mundo plagado de intereses.
Y es en esa perspectiva donde cabe evaluar lo sanitario y lo social/humanitario a partir de la muestra de un pequeño cuadro que posibilite discusiones y debates.
Por eso hay que insistiren que las condiciones actuales de Ecuador son muy graves, y eso lo demostró el socorrido ejemplo de Guayaquil, con los cadáveres con coronavirus en las calles o en lugares inadecuados, porque las morgues estaban colapsadas, y no era posible conseguir lo más básico, el paracetamol, y mucho menos los respiradores y otros implementos.
O sea, para el gobierno, la priorización de los recursos fue pensada desde los mercados internacionales, con la crisis de la caída del precio del petróleo que empeoró las consecuencias de una política económica que obedece a la presión ejercida desde el exterior.
La gran mayoría de las familias ecuatorianas tienen pocos recursos y viven al día, una insuficiencia alimentaria que agrava la crisis. Muchos tendrán que salir a buscar comida y el hambre y la muerte contaminarán más las calles.
En consecuencia, una mayor proliferación y crisis como resultado del caos social. Todo este conflicto desastroso puede llegar a una catástrofe histórica. Lo que aquí interesa realmente es que el gobierno ecuatoriano corrija su política, localizando las zonas donde están los focos de insalubridad y pobreza. Veremos si Lenín será capaz de hacerlo, pero no hay garantía alguna.
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