¿Seguridad para qué? ¿Para quién?
30 de marzo de 2021
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Cuando se habla acerca de qué el pueblo norteamericano es el peor informado del mundo, no se está haciendo una afirmación festinada, sino que responde a una realidad edulcorada con la palabra seguridad.
Todos los pretextos, más falsos que ciertos, han servido para evitar que el pueblo se informe, y Estados Unidos es un gran ejemplo de ello.
De las mentiras en los últimos tiempos han surgido las guerras de agresión, con funestas consecuencias. El Estado, siempre involucrado, con un gobierno de cualquier tinte, engañando a las masas, al contarse con unos poderosos medios de comunicación, algunos de ellos con fama de ser objetivos, pero nada más falso,
En nombre de la seguridad se comete todo tipo de crímenes, el primero, más sutil, pero necesario, es la de engañar al pueblo.
Recuerda el politólogo norteamericano Noam Chomsky que el principio rector de las relaciones internacionales es garantizar la seguridad nacional, y apunta al respecto que el estratega de la Guerra Fría, George F. Kennan, expresó que el gobierno debe ser cerrado para garantizar el orden y la justicia en el interior y proveer a la defensa común.
Y se pregunta Chomsky: “¿seguridad para quién? ¿Para la población en general? ¿Para el poder del Estado mismo? ¿Para los sectores dominantes?”
En una entrevista para la televisión alemana, Edward J. Snowden señaló que su momento de decisión llegó, cuando vio al director de inteligencia nacional, James Clíper, mentir abiertamente bajo juramento en el Congreso, al negar la existencia de un programa de espionaje interno dirigido por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés).
El aparente chapucero de Trump hacía lo que le daba la gana, y hasta le reían el chiste, pero Obama –cuando Biden era su vicepresidente– juró que el espionaje de la NSA tuvo un papel esencial para detener 54 conjuras terrorstas contra Estados Unidos, con lo que dio a entender que tuvo una buena razón para violar la Cuarta Enmienda.
Sin embargo, era mentira. El propio director de la NSA, Keith Alexander, reconoció a la larga, ante el Congreso, que solo en un caso se podrá hablar de éxito, y se refirió a un migrante somalí y sus tres compañeros que vivían en San Diego, quienes habían enviado 8 500 dólares a un presunto grupo terrorista en Somalia.
El economista político Samuel P. Huntington expuso el concepto fundamental: “Los arquitectos en el poder en Estados Unidos deben crear una fuerza que sea sentida, pero no vista. El poder sigue siendo fuerte cuando permanece en la oscuridad; expuesto a la paz, comienza a evaporarse”.
En Estados Unidos, los arquitectos del poder entienden bien ese aspecto. Allí, la historia del Departamento de Estado muestra que la primera preocupación es la seguridad del Estado frente al público, no la seguridad nacional en cualquier sentido significativo.
Para Joseph E., Siglita, Premio Nobel de Economía, la oficina del representante comercial de Estados Unidos representa los intereses de los consorcios.
Y es que la seguridad del sector empresarial es una preocupación regular del gobierno, lo cual no sorprende en nada, porque es el que formula las políticas públicas.
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