Saludable cambio de rumbo luso
12 de junio de 2017
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Dieciocho meses después de creada, la coalición de izquierda integrada por un partido socialdemócrata y dos comunistas, bajo la dirección del premier Antonio Costa, sigue dando una lección de buena gobernanza en Portugal, callando a tirios y troyanos, demostrando hasta ahora como se pueden apartar aquellos temas que dividen y trabajar los comunes, dialogando siempre para llegar a un consenso no de manera puntual, sino permanente.
Esto es una buena noticia ante el avance de la ultraderecha en Europa, pero malaaún para aquellos elementos financieros europeos acostumbrados a manejar a gobiernos endebles, cómplices en el endeudamiento inútil y responsables de la virtual esclavización de la población, bajo el manto de la austeridad
El veterano columnista político Daniel Oliveira, del diario progresista Expresso, opina que la salud del gobierno es buena, porque refleja los deseos de la ciudadanía:
“Esta alianza es fruto de la presión electoral de los votantes de izquierda, una presión que claramente faltó en España, en relación a Podemos y al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), La gente se sentía al borde del abismo y sabían que si no se lograba un acuerdo en la izquierda ahora, estaríamos condenados a sucesivos gobiernos de derecha dura”.
Hay mejoría económica, aunque no de manera ostensible; se ha pagado adelantado parte de la deuda externa, con un ahorro de más de 80 millones de dólares en intereses; el dinero público se gestiona de otra manera, sin la sombra o sospecha de corrupción y desvío, conun gobierno que se mueve entre los límites que le impone Bruselas y el tacto que conlleva el trato con organizaciones de izquierda siempre dispuestas a luchar por los cambios sociales.
Es decir, está ocurriendo todo lo contrario que sucedía con el anterior gobierno del derechista Passos Coelho, quien hablaba fuerte a los portugueses, criticándolos, asegurando que eran culpables de la mala suerte financiera y de la crisis en que se encontraba el país, alabando la austeridad, con el fin de contentar a Bruselas y los acreedores.
Pero el socialdemócrata Costa es diferente, tiene empatía con el pueblo y se mantiene firme ante la Comisión Europea, insistiendo en negociar, buscandosoluciones favorables para la nación, aunque le caiga mal a la parte contraria.
Quienes más han notado cambios durante estos últimos 18 meses han sido los funcionarios públicos, los pensionistas, y las personas más afectadas por la crisis, que se han podido beneficiar de nuevas ayudas sociales y el aumento del salario mínimo.
La cuestión es tal que muchos que no votaron ni por la socialdemocracia ni los comunistas admiten que se equivocaron cuando pensaban que todo iría por mal camino. Por el contrario, la economía mejoró, en tanto entre el turismo y la reducción de los impuestos la gente empieza a tener más dinero y, sobretodo, se vive con menos miedo.
El politólogo NunoGaroupa opina que muchos portuguesesnotan menos tensión política y un sentido de mayor bienestar, incluso si las reformas del Ejecutivo no les afectan personalmente: “El gobierno sobrevive en un margen estrecho, pero factible, y la gente entiende que la situación nacional ha mejorado. El país está menos polarizado, y las encuestas demuestran que sigue aumentando la simpatía por los tres partidos que apoyan al Ejecutivo, mientras caen los números de los conservadores”.
En estos momentos no hay dudas de que la alianza complete la legislatura de cuatro años, y solo peligraría por acciones de una derecha interna obsesionada con la austeridad y que nunca se conformará por haber perdido el poder; o por factores externos como un Banco Central Europeo que cambie las reglas de juego y ponga en peligro la economía interna.
Pero hasta ahora, el cambio de rumbo ha sido favorable, y debe ser una lección para quienes medran con el bienestar popular.
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