Salto al vacío
12 de abril de 2016
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Aunque resulta incomprensible, la arremetida de la derecha en América Latina ha tomado como rehenes a millones de ciudadanos que en uno u otro país, han apostado a la “mejora” dando su voto por un “cambio” que es un regreso al pasado, al neoliberalismo salvaje.
En mi opinión, hay dos factores decisivos en esta apuesta para acabar con los gobiernos progresistas y con los programas sociales que tanto han beneficiado a millones de latinoamericanos.
En primer lugar, la derecha oligárquica está apoyada por millones de dólares que pueden venir de sus representantes despojados del poder político pero no del poder económico.
En igual sentido es imprescindible la consolidación de proyectos sociales y para ello estar a la ofensiva contra los que muchas veces sirviendo como mercenarios que reciben financiamiento foráneo, no escatiman métodos para desplazar a los sectores progresistas del poder.
No puede olvidarse que muchos oligarcas, aunque ha sido vencidos en la lucha electoral, no lo ha sido en términos económicos.
Además, el poder mediático en manos de estos personajes, lideran la vuelta al pasado para continuar llenando sus abultados bolsillos.
Los gobiernos progresistas latinoamericanos no deben subestimar a esos sectores y demostrar la valía de que toda obra levantada hay que consolidarla y para ello, la mayor fortaleza es la del pueblo beneficiado, haciéndolo partícipe de la misma y consciente de defenderla a toda costa.
De no ser así, resulta imposible que el pueblo argentino, con su voto, optara en mayoría, por la opción de un Mauricio Macri comprometido en cuerpo y alma con la vuelta al neoliberalismo, sin importar que para ello haya que abolir el gran programa social del kirchnerismo, que tantos beneficios trajo para el país gaucho.
Hoy el gobierno de Macri exhibe un verdadero cambio para mal, conde decenas de miles de trabajadores han sido despedidos y la nación toda ve crecer en espiral su deuda externa, o que cede genuflexamente ante los fondos buitres que ponen de rodilla a la nación para extirparle sus riquezas.
No importó para quienes votaron por el llamado “cambio” que durante el gobierno de Cristina el Producto Interno Bruto tuviera índices estables de un 3% o que la inflación hubiese bajado del 36% al 24%.
Macri ha apostado por la vuelta al neoliberalismo, devaluando la moneda local en un 40%, y endeudando al país por 15 000 millones de dólares.
En los primeros cien días de gobierno, ha subido el precio de la energía eléctrica en un 500%, lo que evidencia que al presidente no le tiembla la mano a la hora de afectar el bienestar ciudadano logrado en la última década en Argentina.
Para especialistas del tema como Alejandro Vanoli, hasta diciembre del 2015 presidente del Banco Central de Argentina, más allá de los perniciosos efectos de la coyuntura, lo más grave son las consecuencias a mediano plazo que trae aparejado el modelo implantado por Macri, el cual provocará una desarticulación del aparato productivo; extranjerización de la economía nacional, con serios riesgos de desembocar en una grave crisis como las experiencias neoliberales que recuerdan los años 1981 y 2001.
En fin, en Argentina se está produciendo un gran salto al vacío donde los mayores perjudicados son ya los millones de pobladores pobres que habían sido favorecidos por los planes sociales de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner.
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