Respuesta a la agresión de EE.UU. a Siria
8 de abril de 2017
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Mientras Donald Trump congratulaba a los militares norteamericanos que desde dos cruceros norteamericanos en el Mediterráneo, a centenares de kilómetros de distancia, lanzaron los 59 misiles Tomahawk que destruyeron totalmente una base aérea siria en la provincia de Homs, bajo un falso pretexto de utilización de armas químicas por su ejército, este respondió con nuevos avances y la liberación de otros territorios en poder de los terroristas amparados por el imperialismo.
Coincidentemente con el alevoso bombardeo norteamericano, terroristas del Estado Islámico atacaron una zona cercana al lugar, de donde fueron repelidos.
Cuando Trump calificó virtualmente de héroes a esos soldados a larga distancia que en ese momento sabían que no tendrían respuesta inmediata, recordaba aquellos brindis con champaña a los “éxitos” de quienes manejaban desde territorio norteamericano los satélites y drones que destruía vidas y objetivos civiles en Iraq, Afganistán y Paquistán, toda una política de terror real que nadie ha podido detener.
Por ello surge una esperanza de que no todo quede impune, cuando Rusia, tras denunciar la falsedad a todas luces de los argumentos estadounidensespara agredir a Siria –siempre un país pequeño, comoacostumbra EE.UU.-, suspendió el referendo firmado con Estados Unidos para evitar enfrentamientos de la aviación de ambas naciones.
Es decir, Moscú no dará un paso atrás en su apoyo legal y permitido al gobierno de Bashar al Assad, democráticamente electo y que hoy el Imperio y sus secuaces intentan hacerlo renunciar, debido a que mantiene una postura antimperialista y antisionista.
La agresión estadounidense a la base aérea siria, se produjo pocos días después de que misiles sirios destruyeran un avión de combate israelí y dañará por lo menos a otro cuando atacaban territorio del país árabe.
El presidente ruso, Vladimir Putin, que ha mantenido una política firme, envió otros modernos cohetes antimisiles S-300, y aviones a la única base que tiene en el exterior, en Tartous, y puso en estado de alerta a los navíos de guerra que mantiene en el Mediterráneo.
Esto obliga a Donald Trump a replantearse el papel de EE.UU.en el Medio Oriente, con una cada vez mayor protesta popular por su política interna, a lo que se ha sumado el rechazo a la agresión a Siria y el peligroso mantenimiento de una situación que puede llevar a una guerra mundial.
No olvidemosque Moscú ha contribuido a impedir que el Estado Islámico y otros grupos armados –practicantes de métodos terroristas- exterminen al pueblo sirio, en tanto Estados Unidos, en su determinación de destruir a Siria, ha apoyado a las satrapías que odian a Al Assad, insuflado al principal enemigo de los árabes en la región, Israel, y contribuido a que millones de sirios se hayan visto obligados a abandonar su tierra, encontrando muchos de ellos la muerte en aguas del Mediterráneo o crueles incomprensiones en naciones europeas culpables en parte del conflicto armado.
Como recordaba el colega Cubadebate, Wikileads dio a conocer recientemente una gran cantidad de informaciones sobre la culpa de Estados Unidos en la crisis de los refugiados sirios,pero, realmente, esto aunque muy grave, no es lo peor, sino la participación estadounidense en la integración y apañamiento de grupos terroristas, algunos de los cuales les son hoy adverso, así como a sus aliados, todos victimas de la injustificada acción de matar por matar.
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