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Resistencia vs bloqueo = triunfos

27 de octubre de 2017

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La política de Estados Unidos hacia Cuba —si es que existe alguna— es un compendio de aberraciones en el que se entrecruzan la prepotencia, la costumbre hegemónica imperial y el hecho de que no pocos gobiernos del mundo cedan ante las presiones y acepten mansamente convertir a sus países en neocolonias, lo que nunca ha hecho, ni hará, Cuba.

El concepto “RESISTENCIA”, en mayúscula, que ha adoptado Cuba desde 1959 con el triunfo revolucionario y la conducción de Fidel, dio al traste con las pretensiones de convertir a la Isla en un nuevo Puerto Rico y así agregar una estrella más en la bandera yanqui.

Fracasaron desde el principio y la pequeña Isla respondió con valor y dignidad a toda maquinación venida del Norte, fuese a través sanciones, amenazas, invasiones, bombardeos, ataques piratas u otros. O más recientemente vendiéndonos la peregrina idea de hacer una sociedad de “emprendedores”.

Nos impusieron el bloqueo económico, comercial y financiero y apostaron por el derrumbe una vez que Cuba no contara con los “beneficios” económicos venidos desde Estados Unidos.

Fallaron una vez más y no tuvieron en cuenta que Fidel, con todo el valor, la moral y la inteligencia acumulada desde la preparación de la guerra en la Sierra Maestra hasta el triunfo y posterior a él, se puso siempre al frente de la colosal batalla que teníamos por delante: resistir y a la vez construir una sociedad nueva, soberana, libre.

Por estos días, cuando el país conmemora el 55 aniversario de la llamada Crisis de Octubre o Crisis de los Cohetes, la generación de cubanos que tuvimos el honor de vivir aquellos momentos —tensos, peligrosos y definitivos— volvemos la mirada una vez más a Fidel.

Jóvenes como éramos, no podíamos imaginarnos la magnitud de aquella crisis, pero si de una cosa siempre estuvimos seguros, fue la de acompañar a nuestro Comandante en Jefe. La guía del líder sembró más confianza en un pueblo que lo seguía, no por fanatismo o afiliación política, sino por constituir un ejemplo antecedido por Martí, Maceo y otros próceres durante las guerras por la independencia de Cuba.

Cuando Fidel aseguró que nuestro país no se dejaría inspeccionar, en respuesta al acuerdo entre la URSS y Estados Unidos para que se retiraran los cohetes, el pueblo supo del peligro aún mayor, pero siempre puso la moral y el valor de los principios por delante de chantajes y componendas y optó por prepararse militarmente ante una posible envestida militar estadounidense. Nunca ha brillado tanto un estadista como en esos días de la crisis de octubre, diría el Che en su carta de despedida a Fidel.

No importa que otros cedieran y que los barcos con los cohetes de regreso a la URSS fueran revisados en aguas internacionales. En suelo cubano y en aguas jurisdiccionales de la Isla no se permitió. Y así fue. Al respecto, Raúl Castro expresó el 28 de octubre de 1962 en Santiago de Cuba: “Nuestros derechos y nuestra soberanía no se discuten, se pelean”.

Meses antes, el 3 de febrero de 1962, el presidente norteamericano John F. Kennedy firmó la Orden Ejecutiva 3447, por la cual quedaba establecido el bloqueo económico total de Estados Unidos contra Cuba.

Cronológicamente, entre abril de 1961 y octubre de 1962, Cuba se vio inmersa primero, en la invasión mercenaria por Girón; luego por el establecimiento del bloqueo económico total en febrero de 1962 y finalmente por la llamada Crisis de Octubre, que estuvo a punto de un estallido nuclear de proporciones irreversibles.

En playa Girón habían sido derrotadas en 72 horas las fuerzas mercenarias preparadas y financiadas en Estados Unidos. La Revolución, una vez más, salía victoriosa. Resistía y luchaba a la vez que se preparaba para nuevas arremetidas imperiales.

El bloqueo a Cuba se iba convirtiendo en un engendro diabólico que años más tarde alcanzó ramificaciones extraterritoriales en terceros países y nació junto a él la “industria de la mafia cubano-americana” que cambió patria por dinero y ha servido a los intereses más oscuros de las distintas administraciones norteamericanas en estos 55 años.

Hoy el bloqueo está ahí. Con nuevos agregados y con la misma intención: rendir al pueblo cubano.

Pero Cuba, lejos de debilitarse, sigue fortaleciéndose y hoy su modelo de desarrollo y sus conquistas sociales son banderas victoriosas reconocidas en todo el mundo.

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