Resistencia catarí
12 de junio de 2017
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Los gobernantes de Catar han rechazado todas las presiones de Arabia Saudita y sus seguidores en el Golfo Árabe Pérsico para que rompa sus relaciones con Irán, así como otras nueve condiciones impuestas en medio de un bloqueo dictado por Riad para ahogar su economía.
Sin dudas es un intento de golpe de Estado en el que está implicado Estados Unidos, lo cual fue confirmado durante la aún reciente visita del presidente norteamericano, Donald Trump, a Arabia Saudita.
Precisamente, fuentes israelíes hanrevelado datos del entramado, confirmando una reciente declaración del premier sionista, Benjamin Netanyahu de que Israeltiene mejores relaciones con los países árabes de las que existen entre ellos.
La resistencia de Doha a las presiones es notable, por cuanto la mayor base militar estadounidense en la región se encuentra cerca de esa capital.
Y aunque este tipo de comentario se puede enfocar en diferentes aristas, por lo que no será de manera alguna tema agotado, si vale señalar la que pudiéramos definir como descarada injerencia de Trump, al abordar los problemas de esa zona, y como se dice y desdice con una facilidad tal que asombra e indigna, por lo cínica.
Lo cierto es que la inteligencia estadounidense ha dado aliento a sus similares deEgipto, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos para diseñar el golpe de Estado contra el ahora molesto clan Al-Thani en Doha.
Para nadie es un secreto que Catar se ha pasado años financiando el terrorismo, pero cuando se ha mostrado abierto a tener buenas relaciones con Irán y evitar con ello un gran conflicto en la región, se le ha acusado de “financiar el terrorismo”.
Y lo han hecho los principales financiadores del terrorismo: Arabia Saudita, un reino realmente criminal, al cual los países occidentales le son serviles, debido a su gran riqueza, con lo cual sacrifican a sus propios ciudadanos en las calles, con la evidente connivencia de los servicios secretos locales.
Recuerden que Trump dijo durante la campaña que el reino saudita era el principal fomentador del terrorismo y ahora les elogia por su lucha contra el terrorismo.
Sea como sea, lo que estamos viendo, es que Trump sigue con su política de mentiras masivas; durante su campaña electoral, engañó a quienes le votó, haciéndoles creer que destaparía la verdad sobre el 11 de septiembre del 2001, y que expondría la implicación de los sauditas en los atentados contra las Torres Gemelas neoyorquinas y el Pentágono en Washington.
Como hemos visto, lo que hizo inmediatamente tras ganar, fue apoyar a Riad, en relación a una futura guerra con Irán, en alas del inmenso negocio que él y sus acólitos hacen con el reino saudita.
Por lo pronto, y pese a la gran amenaza, los gobernantes del pequeño, pero inmensamente rico en petróleo y gas, emirato de Catar resisten las amenazas y, al parecer, se disponen a dar la batalla, llamando al diálogo, sin tomar represalias, e incluso defendiendo su postura respecto a Irán, y hasta señalan que el objetivo final de sus enemigos es evitar el crecimiento de la influencia rusa en la región.
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