Resistencia argentina
14 de agosto de 2014
|Quizás este sea el momento más grave de la resistencia argentina a no pagar el virtual “robo a mano armada” que los bien llamados fondos buitre quieren perpetrarle, debido al respaldo que en diversas esferas de Estados Unidos recibe la decisión de un juez local para que lo haga, mientras congela los fondos que Buenos Aires tiene en territorio norteamericano con el fin de pagarle a otros deudores.
En este contexto destaca el silencio con que ha recibido hasta ahora el presidente norteamericano, Barack Obama, la petición de la presidenta argentina, Cristina Fernández, a que intervenga contra el injusto ataque contra su país, así como el papel de correveidile de esos fondos que han hecho antiguos funcionarios del ex presidente Carlos Ménem, un comprobado corrupto.
La principal conexión argentina es Mariano Mera Figueroa, abogado conectado con la familia de un ex ministro del Interior de Carlos Ménem, quien ofició de emisario del financista norteamericano Paul Singer durante el conflicto por la fragata “Libertad”, que estuvo retenida durante meses en un puerto de Ghana, llevando al gobierno de Cristina las ofertas de los buitres para negociar su liberación. Finalmente, el gobierno ghanés liberó al buque insignia de la Armada argentina, que ahora ha limitado los puntos de atraque, para evitar un hecho semejante.
Muchos ignoran posiblemente que los depredadores han emprendido más de 900 juicios al respecto contra los sucesivos gobiernos del fallecido Néstor Kirchner, primero, y Cristina Fernández, después, todos infructuosos hasta ahora.
DE LOS DEPREDADORES Y SUS FECHORÍAS
Hace 30 el entonces dictador del Congo, Joseph Mobutu, pidió 30 millones de dólares al gobierno de Yugoslavia para la construcción de un puente. El puente no se hizo y el dinero desapareció, al igual que Yugoslavia. Un fondo buitre compró esta deuda en tres millones y en diciembre último obtuvo un fallo del paraíso fiscal de Isla Jersey por cien millones. Este es un buen ejemplo del accionar de los fondos buitre que hoy litigan contra Argentina para que se les reconozca el precio nominal de su deuda, la cual compraron a menos del 3% por ciento de ese valor.
Es decir, si se pudiera calificar quienes manejan esos fondos, se pudiera decir que son especuladores financieros que buscan optimizar inversiones de riesgo, mediante lobbys inmorales, desde paraísos fiscales.
Por esos los “fondos buitres” son administradores de capital de riesgo que se dedican a comprar títulos de deuda pública a bajo precio en economías en problemas, como lo fue Argentina en el 2001, y luego accionar judicialmente para el cobro total de los bonos más los intereses por los años adeudados.
Así, American Task Force Argentina (AFTA) es la fachada detrás de la cual se esconden NML y Elliot Capital Management (EM), los dos fondos rapaces más grandes, domiciliados en paraísos fiscales.
Pero los fondos que accionan contra Argentina son en realidad alrededor de 47, que se quedaron con unos 4 000 millones de dólares, equivalentes a apenas 7% del capital que no ingresó a los canjes de deuda pública en cesación de pago del 2005 y el 2010, los cuales consiguieron una adhesión abrumadora de la mayoría de los bonistas.
El director de AFTA es Robert Shapiro, un ex funcionario del ex presidente estadounidense William Clinton, pero su verdadero mentor es el dueño de NML Capital, el ya mencionado Paul Singer, quien gestiona más de 15 000 millones de dólares de fondos de riesgo.
Lleva décadas comprando deuda de países como Perú, donde pagó cinco millones de dólares y a través de juicios se embolsó 58 millones; o la República del Congo, donde por 2,3 millones se llevó más de 100 millones. Singer compra estos papeles cuando su valor se encuentra por los suelos, para después reclamar un precio mucho más elevado.
El financista es operador en la Bolsa de Comercio de Nueva York y fue uno de los principales donantes a la campaña del anterior candidato republicano a presidente de Estados Unidos, Mitt Romney.
UN LADRÓN DE “ANJÁ”
Por el otro lado, el director de EM es Keneth Dart, quien fijó domicilio en las Islas Cayman para evadir en 200 millones de dólares al fisco estadounidense, y se hizo ciudadano de Belice, renunciando a la estadounidense, e intentando luego reingresar a Estados Unidos, esta vez como cónsul de ese país centroamericano y bajo inmunidad diplomática.
A principios de los 90, su primera ofensiva “buitre” se hizo notoria en Brasil, donde reclamó un pago de 980 millones de dólares, pero obtuvo finalmente 605 millones, o sea 161% de lo que había apostado en su maniobra de especulación. El gobierno brasileño había lidiado con 750 bancos para renegociar 50 000 millones de dólares a repagar.
“Su última apuesta es forzar al gobierno de Argentina a pagar la deuda en default”(cese de pago), señaló el ex presidente Clinton en una carta pública en la cual explicó en el 2005 por qué no iba a concurrir a una reunión para recolectar fondos para la campaña electoral demócrata, organizada en la casa de la esposa de Dart, en el estado de la Florida.
En su misiva, Clinton afirmó que el buitre “otra vez, pagó centavos de dólar por la deuda y pretende que los argentinos le paguen el valor nominal de los títulos en su poder. Argentina sigue por ahora en bancarrota.
“La mitad de su población vive por debajo de la línea de pobreza”, remarcó en esa oportunidad el ex mandatario estadounidense, para concluir que Dart “es uno de los hombres de negocios más odiados en Suramérica”.
Por eso Argentina resiste, da batalla y demanda a Estados Unidos ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, por haber permitido que lo que llaman justicia de ese país violara la soberanía e inmunidades que protegen a la nación suramericana.
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