¿Quién fabrica u oculta la “noticia del día”?
13 de agosto de 2024
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En el mundo de la información se conoce como “noticia del día” aquel acontecimiento de cualquier carácter pero que por su magnitud y repercusión tenga la posibilidad de conmover e interesar a vastos sectores de la población mundial, hoy interconectados como nunca antes en virtud del desarrollo científico-técnico de las comunicaciones.
El monopolio informativo que prácticamente rige en el mundo actual, con sus ribetes de terrorismo mediático, ha permitido en gran medida que esa llamada “noticia del día” sea fabricada, manipulada, exagerada u ocultada por un reducido grupo de consorcios mayormente estadounidenses y otros pocos europeos, que controlan la difusión noticiosa encubriendo una clara intención de dominación económica y política de los intereses que representan. Esto incluye a las recién aparecidas “redes sociales” y junto a ellas forman todos una armazón compacta que pretende ser la única fuente orientadora de la opinión pública mundial.
Un ejemplo de cómo funcionan y ejecutan sus planes, aparentemente sin coordinación pero entrelazados por intereses comunes, tuvo lugar en días recientes cuando coincidieron en el tiempo sucesos como las elecciones en Venezuela, el incesante genocidio israelí en la Franja de Gaza y los bombardeos ucranianos contra la población civil e instalaciones de centrales nucleares dentro del territorio ruso.
Rápidamente, el supuesto fraude electoral cometido por las autoridades venezolanas acaparó los principales espacios informativos y todos a la vez pasaron a un segundo y lejano plano de actualidad la masacre israelí y la agresión ucraniana. Fue como un resorte que disparara de inmediato cuantos rumores infundados, datos sin verificar o simples mentiras se encaminaran a poner en duda la legitimidad de los resultados ofrecidos por el Consejo Electoral de Venezuela.
Obviamente, nada de ello fue casual pues formaba parte de los planes previamente elaborados por la oposición golpista venezolana y denunciados desde varias semanas antes, encubiertos por una engañosa participación electoral de esos grupos terroristas.
Los consorcios informativos monopólicos -tanto de Estados Unidos como de Europa y algunos latinoamericanos- mostraron así que no son solo coincidentes ideológicos pasivos sino que también forman parte activa y comprometida con los planes del terrorismo y el golpismo. El caso de Venezuela es prueba evidente.
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