¡Qué pensaron!
1 de febrero de 2021
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Subestimar a un pueblo, un gobierno y a las instituciones de la Revolución, es uno de los más reiterados errores de quienes, desde Estados Unidos o escudados en sus gobiernos, se han propuesto desestabilizar a Cuba y hacerla rendir.
Cuán equivocados están quienes piensan así —ya sean los de allá o los de acá—, y a tales efectos actúan como si los cubanos —los verdaderos— estuviésemos cruzados de brazos esperando los consejos de quienes nos invitan a rendirnos.
En el último de los shows mediáticos que quisieron escenificar tomando como tarima un espacio frente al Ministerio de Cultura, en el Vedado capitalino, mostraron, además de la vocación mercenaria, una total ignorancia sobre la forma de actuar de quienes, ya sean en esa como en cualesquiera otra institución, nunca permitirán exigencias oportunistas ni provocaciones contrarrevolucionarias.
En nuestro país hay un pueblo que, además de heroicidad en su empeño de construir una nación libre, soberana y socialista, se ha curtido con el enfrentamiento a ese mismo enemigo que recibe dinero y orientaciones de un gobierno extranjero, que, durante más de 60 años ha querido estrangularnos con las más genocidas sanciones económicas y comerciales que se recuerden.
¿Qué pensaron los que desde Estados Unidos instaron y hasta pagaron, a esas personas, entre ellos algunos ya conocidos por practicar periodismo mercenario en las redes sociales? ¿Es que se imaginaron en su absurdo bregar, que no se le iba a responder a sus provocaciones?
Se trataba de un montaje más y ese, como todos los que vengan por la vía del chantaje y las amenazas, recibió la enérgica respuesta, fuese la de un ministro digno o de viceministros y trabajadores de la Cultura, de la verdadera cultura, de la que es implícita a la Revolución misma y su devenir histórico.
Esta Revolución es de diálogo, tal y como nos enseñó Fidel y como expresó en reiteradas oportunidades. El Concepto de Revolución que el Comandante en Jefe nos dejó como legado para la continuidad del proceso, es el ejemplo más palpable de la capacidad de nuestro país, el Partido, el Gobierno y sus instituciones, de rectificar errores, de tener el oído puesto allí donde el pueblo habla, de dialogar culta y responsablemente con quienes quieren y pueden contribuir a enmendar pifias y a fortalecer objetivos.
Pero los que se equivocan con sus patrañas mercenarias y anexionistas, no podrán nunca con la fuerza y la verdad de una absoluta mayoría que se ha propuesto defender con dignidad y valor la patria que ese mismo día de la provocación, rendía homenaje al más grande de sus hijos, el apóstol José Martí.
Un día después del alboroto mediático que armaron frente al Ministerio de Cultura, la agencia española EFE, en un despacho noticioso fechado en Miami, recoge lo que ya se sabía: el llamado de la contrarrevolución desde Miami para que el presidente Joe Biden sancione al ministro de Cultura cubano, a un viceministro y a otros funcionarios.
Señala en texto: “El dirigente del Directorio Democrático de Cuba, Orlando Gutiérrez, pidió sanciones a los represores en Cuba tras lo ocurrido el miércoles frente a la sede en La Habana del Ministerio de Cultura, en la que Alonso (el ministro) mantuvo un violento cruce con los concentrados, a uno de los cuales le dio un manotazo al teléfono con el que grababa”.
Es decir que para los llamados líderes de la contrarrevolución que viven en Miami, el ministro cubano debía permitir que el mercenario le colocara su teléfono en plena cara, le grabara y filmara la escena y admitiese —como estaba previsto en el guión del show mediático— que la acción, tal como la acoge EFE, no fue una provocación del citado periodista, sino un manotazo dado por el Ministro.
¡Qué pensaron estos asalariados de una potencia extranjera!
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