¿Qué es la “iniciativa europea de intervención”?
28 de junio de 2018
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En medio de los estremecimientos y convulsiones que atraviesan a la Unión Europea, acaba de hacerse del dominio público la proposición formal del gobierno francés de Enmanuel Macron encaminada a la creación de una “Iniciativa Europea de Intervención”, llamada a constituirse como una fuerza de defensa y seguridad europea, ajena al pacto político-militar de la OTAN y también –según sus promotores– a la Unión Europea.
Sería sin dudas algo nuevo y original en este terreno, que recuerda a anteriores y siempre frustradas ideas para la creación de un “ejército europeo”, vieja aspiración de algunos, que ahora sospechosamente resurge en momentos de graves discrepancias entre la Unión Europea y su socio y aliado Estados Unidos, bajo la Administración Trump.
Por mucho que unos y otros traten de disimularlo, las alarmas en este sentido han vuelto a sonar y ya hay declaraciones del actual secretario general de la OTAN donde jura y perjura que el compromiso de Estados Unidos con ese pacto bélico es “de hierro” y nunca abandonarán a sus aliados europeos. Tal declaración se produce en momentos particularmente llamativos y coincidentes con el espectacular anuncio francés, acogido por otros gobiernos de la región.
Se conoce que nueve países de la Unión Europea celebrarán ya reuniones preliminares a partir de las cuales se darían los primeros pasos hacia la citada idea, de la cual no se conocen detalles pero su solo calificativo como “de intervención” moverá seguramente preocupaciones no solo en Europa sino en el Medio Oriente, en África y aún en Asia, en dependencia de los límites “de intervención” que se fijen.
Otro preocupado, pero con diferente sentido, es seguramente el gobierno imperialista de Estados Unidos –en especial el Pentágono–, que ha obstaculizado sistemáticamente cualquier manifestación de autonomía por parte de sus socios europeos y presiona a estos constantemente a seguir sus pasos, muy en particular en cuanto a la defensa y seguridad.
Si tenemos en cuenta el momento actual de las relaciones entre la Casa Blanca de Washington y la Unión Europea, agredida en lo económico por el tema de los aranceles y despreciada y amenazada por Trump en otros temas como el acuerdo nuclear iraní, a los que se añade la desestabilizante crisis migratoria, no parecería ser el mejor momento para que los europeos se embarquen en esta nueva y complicada iniciativa militar.
Visto desde otro punto de vista, sin embargo, pudiera ser la mejor oportunidad para que estos países del Viejo Continente –encabezados al parecer por Francia y Alemania– se planteen este audaz paso hacia una mayor independencia en que, sin abandonar la OTAN, puedan manejar y decidir por sí mismos algunas situaciones específicas en el terreno de la defensa, incluida la industria militar y la fabricación y exportación de armamentos, donde no siempre sus intereses han sido coincidentes o comunes.
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