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Primero de mayo: realidad y pesadilla

1 de mayo de 2013

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Eran más o menos las 6 de la mañana cuando enrumbé por la calle Paseo hacia la Plaza de todos, la de la Revolución.
Un mar de pueblo se dirigía hacia el mismo lugar por ambas sendas de la avenida y por entrecalles llenas desde la madrugada. Cada cual tenía su lugar, representaba su sindicato, su centro de trabajo, su barrio.
Pancartas, consignas, carteles por cientos y ninguno de ellos hablaban de reclamos, ni de condena a recortes sociales, ni de desempleo.
Todo lo contario. Por la Plaza, en primer lugar desfilaron los científicos, una gran mayoría jóvenes, hombres y mujeres que han buscado y encontrado soluciones convertidas en vacunas para diversas patologías que ya salvan vidas en Cuba y otros lugares del planeta.
Ya frente a la tribuna, miré una y otra vez las imágenes del Che,  Camilo, Chávez, Lázaro Peña, todos presentes junto a Martí, como si observaran orgullosos al pueblo al que ellos le dedicaron todo para que fuésemos libres e independientes.
Pero también recordé el 1 de Mayo diferente. Ese que vemos por la televisión. El de una Europa colapsada por la crisis y con un desempleo galopante. Allí las grandes marchas fueron en reclamo de trabajo y seguridad social.
De acuerdo con datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) el mundo desarrollado exhibe este 1 de Mayo la bochornosa cifra de 197 millones de desempleados de los cuales 73 millones son jóvenes, que al salir de sus universidades o tecnológicos, como licenciados o como técnicos, no encuentran en lugar dentro de su país donde puedan poner al servicio de la sociedad los conocimientos adquiridos.
Este Día Internacional de los Trabajadores la TV mostró al Papa Francisco, ante 60 000 personas reunidas en el Vaticano, llamar a los gobiernos del mundo a hacer algo para estabilizar las fuentes de empleo y garantizar la justicia social.
También se pudo observar cuando los carabineros en Chile arremetieron con toda su fuerza contra quienes protestaban por la situación agobiante de la costosa enseñanza privada y el empleo no retribuido, o los servicios sociales postergados.
En otros países desarrollados la solución de las autoridades ante las masivas protestas obreras fue la de emplear gases lacrimógenos y chorros de agua contra los que se manifestaban pacíficamente.
En Estados Unidos, país donde surgió el 1 de Mayo, en recordación a la masacre contra los trabajadores ocurrida  en 1886 en la ciudad de Chicago en huelga por establecer la jornada de 8 horas, es donde único no se reconoce la fecha ni se celebran actos o marchas conmemorativas.
Sin embargo, en esa, que es la mayor potencia económica mundial, hay 12 millones de desempleados y un 54 % de los jóvenes carece de un lugar de trabajo.
Así terminó para mí este día, ante la realidad omnipresente de lo que viví  en la Plaza de todos, la de la Revolución, donde cientos de miles de cubanos brindaban el respaldo pleno a las medidas adoptadas para salvaguardar el socialismo propio.
También el día de las imágenes, en forma de pesadilla, de lo ocurrido en una buena parte de un mundo cuyos habitantes piden trabajo, salario, salud, educación, todo aquello que la Isla pobre y bloqueada por más de 50 años, tiene resuelto y hoy lucha por hacer sostenible.

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