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Prepotencia colonial

18 de diciembre de 2013

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Conflictos hay bastantes en este mundo desigual y lleno de injusticias. Los más implicados son, generalmente, los países espoliados por las metrópolis, otrora colonias que alcanzaron su independencia pero no su igualdad y su desarrollo.
Y es allí donde las diferencias étnicas y religiosas sirven de caldo de cultivo a la violencia y donde crecen, como hierba mala, grupos fundamentalistas identificados muchas veces con acciones terroristas.
Eso es cierto, pero de ninguna manera pueden ser estos conflictos la causa que justifique invasiones y ocupaciones militares por parte de antiguas metrópolis al parecer con una nostalgia no curada de épocas pasadas.
En el presente año hay dos ejemplos donde se ha puesto en práctica la intervención militar de la antigua metrópoli, Francia, contra sus ex colonias, Mali y la República Centroafricana.
Se trata de naciones cuyo denominador común es la pobreza y en las cuales, poco o nada han hecho los estados ricos en bien de poblaciones, no solo mutiladas por conflictos armados, sino por la desnutrición, la insalubridad y la falta de una verdadera esperanza para la vida.
La primera intervención de las fuerzas militares galas se produjo en Mali. El presidente francés, François Hollande, justificó la acción con lo que llamó “combate al terrorismo”, al estilo de Estados Unidos.
Sin embargo, para medios de prensa africanos, la excusa de luchar contra los “extremistas islámicos”, es la tapadera para mantener las fronteras colonialistas de África y para que las empresas francesas sigan controlando las materias primas de esa región.
Vale recordar que Malí fue colonia francesa desde finales del XIX hasta 1960, cuando conquistó su independencia. Sin embargo, en la década de los 80, París reforzó el control en esa nación africana con la presencia de multinacionales en las minas de uranio, la telefonía (Orange), electricidad (Bouygues), algodón, y otros sectores.
A principios de enero de 2013, tropas de Francia en número superior a los 4 500 militares, irrumpieron en Mali en el curso de una operación denominada “Serval”, con la que se intentaba “resolver” el conflicto creado tras el golpe de Estado del año 2012 que sacó del poder al presidente, Amadou Toumani Touré, y los rebeldes asediaron las principales ciudades septentrionales del país.
Habían aumentado las tensiones entre los nacionalistas tuareg de corte mayoritariamente secular y los rebeldes de inspiración islámica, y los antiguos colonizadores consideraron momento oportuno para lanzar la invasión al país.
A su salida de Mali, los franceses dejaron un conflicto no resuelto y una herida aun no curada, con falta de inversión social, desarrollo agrícola, servicios de salud, educación y otros.

 

EL TURNO A LA REPÚBLICA CENTROAFRICANA

 

La presencia europea en el territorio de la actual República Centroafricana comenzó entre 1875 y 1900. En 1885 los belgas exploraron el río Oubanqui. El territorio descubierto se repartió entre Francia y Bélgica. En 1889 se funda la primera ciudad francesa, Banqui, que posteriormente se convertirá en la capital de la República Centroafricana.
Durante la segunda década del gobierno colonial francés (1910-1920), las compañías privadas galas usaron métodos brutales para forzar a los habitantes locales a trabajar para ellos.
La República Centroafricana proclamó su independencia el 1 de diciembre de 1958, pero no fue hasta el 13 de agosto de 1960, que fue reconocida por Francia.
La actual intervención militar francesa en esa nación, también decidida por el presidente François Hollande con la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU, tiene la intención —según los propios invasores— de restaurar el orden tras los enfrentamientos entre milicias locales que pugnan por el poder y que habían dejado unos 300 muertos.
Las milicias cristianas habían lanzado ataques reiterados, incluso al Palacio Presidencial, que provocaron una escalada de violencia, con la participación de las unidades Seleka, el grupo rebelde mayoritariamente musulmán que en marzo derrocó al presidente François Bozizé.
En cuanto a la resolución del Consejo de Seguridad que aprobó la intervención militar francesa, lo contradictorio es que tal decisión se basa en lo que llaman la “tendencia actual de hallar soluciones africanas a los problemas africanos”, según afirmó Evan Cinq-Mars, analista del Centro Global para la Responsabilidad de Proteger.
Pero está claro, hasta donde sabemos, que los militares franceses no son africanos. ¿O es que han cambiado su nacionalidad?
En mi opinión, se trata de la prepotencia colonial de una ex metrópoli que no se acostumbra a la realidad de que ya no lo es.

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