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Poco, pero falta

13 de febrero de 2017

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El ejército sirio ha eliminado a cerca de 2 000 terroristas en el curso de los últimos días, en la continuación de la más reciente ofensiva contra el Estado Islámico o Daesh, con victorias incluso sin la solidaria colaboración de la aviación y armada de Rusia y combatientes libaneses.

Ello ha llevado que ciertos grupos opositores locales se hayan visto obligados a formar un frente dispuesto a asistir a las conversaciones para llevar paz a una nación que durante más de cinco años sufre una guerra incoada por la colusión entre el imperialismo y el sionismo.

En este contexto juega un papel importante la posición de Irán, siempre solidario con el gobierno sirio. En un gesto sin precedentes, Teherán acaba de tender una rama de olivo, al expresar que no teme una agresión de Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel, respondiendo a la amenaza de Washington de boicotear el acuerdo nuclear firmado por Irán con naciones occidentales y Rusia, en respuesta a pruebas misilística iraníes de carácter defensivo.

Al mismo tiempo, Irán ha subrayado que tampoco dejará de prestar apoyo al pueblo sirio ante la agresión terrorista, y elogió la acción combatida del ejército amigo, que en numerosas ocasiones ha sido atacado a traición y combatido por fuerzas con superior poderío armamentístico.

Cierto que Turquía ha empezado a jugar importante contra el Estado Islámico, que ha respondido con múltiples acciones suicidas, luego de haberlo apoyado incluso con la aviación.

Empero el ente que impide que sellegue a una situación normal es Estados Unidos, con una posición muy ambigua.

El actual presidente norteamericano, Donald Trump, ha exteriorizado su interés en aliarse con Rusia para combatir al Estado Islámico, pero aún se prosigue la agresiva política de la anterior administración, que no acepta la derrota.

Por eso, y alentada por el irrestricto apoyo financiero norteamericano, la aviación israelí ha bombardeado repetidamente las Alturas del Golán, donde ha sufrido la pérdida de varios aparatos

El Golán es un territorio de 1 800 kilómetros cuadrados que forma parte de Siria, cuya mayor parte está ocupado por Israel desde 1967 y y anexionado a esa nación en 1981, sin el reconocimiento internacional.

De todas maneras, lenta, pero inexorablemente, se avanza hacia el triunfo de las fuerzas progresistas en Siria, donde el accionar armado del ejército sirio forma parte de un apoyo consecuente y no fanático, lo cual creo que se puede subrayar en este ejemplo recurrente explicado en un material firmado por una joven siria en YouTube sobre las razones por las cuales Estados Unidos, Gran Bretaña, la Unión Europea (especialmente Francia) e Israel se muestran tan decididos a destruir Siria, un país cuyos líderes rehúsan a arrodillarse antes los dueños de las estructuras de poder públicas (los gobiernos) y privadas (el mundo corporativo y bancario) de los países occidentales. Veamos algunas de ellas:

Siria tiene un banco central que administra su propia moneda de manera que sirva al pueblo sirio y no a los megabanqueros globales controlados por el entorno Rothschild, operando desde sus guaridas en Nueva York, Londres, Frankfurt, Tel Aviv, Basilea y París.

Siria no mantiene deudas con el FMI (Fondo Monetario Internacional). Ello significa que los líderes sirios entienden perfectamente que este ente multilateral público constituido por sus Estados miembro es controlado por los banqueros globales, operando como sus auditores y policía recaudadora cada vez que alguno de sus miembros más débiles cae en el pozo de no poder pagar sus “deudas soberanas’.

Siria ha prohibido las semillas y alimentos genéticamente modificados (GM). El presidente sirio, Bashar al Assad, trata de preservar la salud humana, comprendiendo que empresas como Monsanto se proponen controlar la provisión de alimentos en todo el mundo,

Como lo explica esta muchacha, los ciudadanos sirios también osan hablar abiertamente acerca de la influencia ilegítima de sociedades secretas como la francmasonería y la logia Skull & Bones de la Universidad Yale, que cuenta entre sus miembros a poderosos personajes como el ex presidente George W. Bush, y el anterior secretario de Estado, John Kerry.

O sea, en Siria su ejército defiende mucho más que un territorio, hoy hollado por terroristas, mercenarios y servidores de la inteligencia imperialista, que en menos de cinco años han causado unos 300 000 muertos, enorme destrucción y millones de desplazados y refugiados.

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