¡Pobre Estados Unidos!
3 de diciembre de 2023
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Así le decía a una conocida que se había marchado a Estados Unidos en busca, dijo en esa ocasión, de “comida y libertad”, y parece que encontró bastante de lo primero al exhibir una barriga no muy lejana del cuello.
De todas maneras, confesó, se sintió molesta en el Estado del Sol, con tanto calor, humedad y “cubaneo”, por lo cual se aposentó en New Jersey, y eludió responder sobre la disyuntiva del votante norteamericano si el año próximo, como todo parece indicar, tiene que dejar que el senil de Biden permanezca en la presidencia o que retorne el siempre iracundo Trump.
Este eliminó todo lo que Obama intentó hacer con Cuba con el fin de utilizar una penetración moderada para lograr el reiterado mensaje de apoyo a un futuro democrático y una mejora de los derechos humanos.
Toda una andanada hipócrita cuando Estados Unidos tiene el techo de cristal en ese aspecto, al que le están lloviendo piedras, como indicó el expresidente James Carter, al declarar que su nación es una oligarquía con un soborno político ilimitado.
Defensores de derechos humanos y Naciones Unidas denuncian graves violaciones de los derechos civiles y humanos, incluyendo políticas que amenazan la libertad de expresión, el derecho a la privacidad y la libre asociación.
Además, tiene la mayor población encarcelada del mundo, con el empleo oficial de la tortura y la desaparición en violación del Derecho Internacional y con la erosión de los derechos básicos, incluido el voto, y con índices de desigualdad económica sin precedente desde poco antes de la gran depresión.
Tal vez es hora de solicitar el apoyo, la asistencia y la intervención (no armada) de otros países para promover una transición democrática en Estados Unidos.
El remedio está al alcance de las autoridades norteamericanas, que deben permitir a los trabajadores que crean libremente sus sindicatos, al igual que todos los ciudadanos deben participar en el proceso político.
Así se podría liberar el potencial de millones de estadounidenses, poniendo fin a restricciones innecesarias sobre sus cualidades políticas, sociales y económicas,
Y es que la promoción de la democracia -la participativa- apoya a los derechos humanos universales, y eso no está sucediendo en Estados Unidos.
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