Perú, del sillón presidencial al banquillo de los acusados
27 de octubre de 2017
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Muchos se asombran y la consideran una situación inédita, pero la realidad demuestra que Perú la corrupción ha calado todo el entramado institucional, desde los presidentes hasta otras altas autoridades de la vida pública.
Desde hace solo unos meses el ex mandatario Ollan Humala y su esposa, Nadine Heredia se encuentran detenidos preventivamente, decisión tomada por los delitos de presunto lavado de activos en detrimento del Estado y asociación ilícita para delinquir, lo que ambos acusados niegan.
Y no resulta sorprendente en un país donde los ex presidentes vivos, que en total son cinco, tienen algún tipo de problema con la Justicia. Humala y su esposa están recluidos en el mismo centro policial en que se encuentra el ex presidente Alberto Fujimori, condenado a 25 años por crímenes contra los derechos humanos.
El hecho de tratarse de “personalidades” de la política y la sociedad provoca que la prensa vaya al detalle con cada caso, sobre todo porque los ciudadanos están escandalizados con tales fechorías, no solo en Perú.
Este 2017 ha sido un año donde el tema de la corrupción ha llenado y llena páginas de los diarios y espacios televisivos y radiales de todo el planeta. Y con razón, los nombres que aparecen en estos materiales periodísticos no son de vulgares delincuentes. Un solo dato permite apreciar este hecho. Casi todos los ex presidentes de las últimas cuatro décadas en Perú o están presos o son prófugos e investigados, en su mayoría por corrupción.
Anteriormente, los casos de corrupción que investiga la Justicia local aumentaron un 60 por ciento en los últimos tres años y los más relevantes están vinculados a empresas brasileñas como Odebrecht, precisó en el 2015 la oficina de Walter Gutiérrez, Defensor del Pueblo para concluir “creo que si hay algo eficiente en el Perú es la corrupción”.
El funcionario agregó que además es el mayor problema que afecta a los derechos humanos, porque “con los 3 mil 600 millones de dólares que se pierden cada año en sobornos, se podría alimentar a 1,3 millones de personas que viven bajo la línea de pobreza en el país”.
Las inundaciones que azotaron a la nación y el escándalo por corrupción provocará que el crecimiento económico de Perú se desacelerará este año en un tres por ciento, afirmó el ministro de Economía, Alfredo Thorne, aunque se mostró optimista en cuanto a una rápida recuperación.
Optimismo aparte, la población es la que sufre, tanto por los embates de la naturaleza como por el inescrupuloso uso del erario público por parte de sus administradores oficiales.
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