Paraguay-Brasil: corrupción fronteriza
5 de agosto de 2019
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El escandaloso y corrupto negocio cocinado alrededor de la energía eléctrica suministrada por la central de Itaipú –la mayor generadora hidráulica de electricidad en el mundo– fue promovido por los regímenes neoliberales y proyanquis de Mario Abdo Benítez en Paraguay y Jair Bolsonaro en Brasil.
De ello no quedó ni sombra de duda ante la denuncia explícita y convincente que formuló la oposición paraguaya, en especial los legisladores del Frente Guasú, de manera tal que fue imposible para los autores de uno u otro lado de la frontera ensayar siquiera un piadoso desmentido.
La compra de energía eléctrica por parte de Paraguay a su socio brasileño encubría, bajo los nuevos términos acordados hasta 2022, un vergonzoso negocio y cesión de soberanía nacional. Así se había acordado en mayo pasado durante la discreta negociación entonces realizada en Brasil cuyos detalles más precisos se conocieron dos meses después y fueron detonante de la explosión política que puso en peligro como nunca antes la cabeza presidencial de Mario Abdo Benítez, el ridículo protagonista de la “ayuda humanitaria” a Venezuela, presente en la frontera con Colombia durante los intentos de golpe de estado en febrero pasado.
Bajo presión popular y patriótica del pueblo, Benítez tuvo que dar marcha atrás y rápidamente derogar el bochornoso acuerdo que él mismo había patrocinado con su socio de fechorías Bolsonaro, en una operación donde presuntamente ambos obtendrían una buena tajada.
Por lo pronto, aparecieron como culpables y renunciantes los cómplices del presidente paraguayo, como fueron su hasta entonces ministro de relaciones exteriores Luis Alberto Castiglioni; el embajador en Brasil, Alcides Jiménez y el director de la central de Itaipú, José Alderete.
Por el lado brasileño aún no se contabilizan las bajas de este nuevo episodio de corrupción que marca al régimen fascistoide de Bolsonaro y familia, pero es indudable que en la negociación estaban envueltos los elementos que buscan la privatización de las grandes empresas públicas, incluida Itaipú.
En este caso, la corrupta y antinacional operación logró ser frustrada por el pueblo paraguayo. Fue una rotunda victoria popular frente al régimen neoliberal y pro yanqui de Benítez, que no fue capaz de defender con dignidad y entereza los intereses nacionales de su propio país.
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