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Para salir de la mediocridad

28 de junio de 2021

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Me decía la nietecita que está estudiando y trabajando en España que el actual gobierno está intentando mejorar las actuales condiciones respecto a la educación y la investigación, en medio de la crisis económica agravada por la actual pandemia del nuevo coronavirus.

En ello enfrenta las anteriores políticas que reflejaban la desidia y el poco interés en algo tan importante como la buena formación profesional e intelectual, que caracteriza a las sociedades más avanzadas o con gobiernos que suplen carencias para mejorar la calidad de vida del pueblo, independientemente que en la educación y la investigación no se encuentran la solución a todos los males sociales.

El gobierno presidido por el socialdemócrata Partido Socialista Obrero Español y apoyado por Unidas Podemos y otras agrupaciones progresistas, no halla el camino fácil ante una oposición de derecha que se opone tanto a su política más humana acerca de la inmigración y los problemas referentes a los intentos catalanes de independencia, como a una educación que ayude a la formación integral de la población española, principalmente de sus jóvenes.

La anterior gobernanza se anquilosaba en todos los ángulos de la vida, pero la actual intenta hacer comprender que, para sobrevivir, cualquier órgano o institución local necesita que los jóvenes reemplacen a los mayores, que surjan nuevas voces en la elaboración de ideas y alternativas.

Se habla mucho de los que se van a Alemania, de la generación más preparada, pero se olvida que la formación es otra cosa, que no solo consiste en adquirir crédito profesional a través der un título.

 

GUÍA IMPRESCINDIBLE

La educación significa el desarrollo integral de los individuos, más allá de la preparación profesional y las consideraciones materiales, algo que incluye comprender la naturaleza de las cosas y el mundo que nos rodea; es una guía imprescindible para captar los entresijos de la sociedad.

Hablando sobre los estudiantes españoles, ello me hace recordar los ya muy viejos tiempos de alumno, cuando se consideraba que la Universidad era la continuación del Bachillerato. Hacer decenas de exámenes, en los que se memorizan los conocimientos adquiridos en clase; raramente intervenciones en seminarios o debates orientados por profesores, con muy poco conocimiento de otras culturas y lenguas.

Mucho dinero se ha malgastado al respeto, como también ha faltado inversiones en la mejora de la tan necesaria educación y su hermana la investigación.

En España, específicamente, solo se destaca al buen futbolista, y no se habla de la fuga de talentos, ni de cuestiones que hoy salen a la luz para explicar tal abandono.

No hace mucho conocí que en el 2000 el entonces rey Juan Carlos renunció a disfrutar del Fortuna y los medos de comunicación recordaban que los millones de dólares que costó ese yate, fueron aportados por el gobierno balear y un grupo de empresarios.

Estos empresarios son los mismos que recolectan todo el dinero del mundo para adquirir lujosos objetos de recreo, pero son incapaces de financiar investigación, desarrollo y aportar medios, con similar espíritu filantrópico, a la educación.

Así, es más fácil echarles la culpa a los políticos que, efectivamente, regatean todo el presupuesto que pueden a la universidad y la investigación, Pero poco se exige de un sistema empresarial y financiero montado para el beneficio fácil y la corrupción, como aconteció en el anterior gobierno del derechista Partido Popular.

Ello demuestra que hay que eliminar las manifestaciones de desprecio que se muestra hacia la investigación y los méritos obtenidos a través del estudio.

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